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Y te sostiene y te une a tus raíces. Todavía recuerdo lo que decía un inmigrante africano “llevo meses viviendo en Europa y sin pisar la tierra”.

 

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El caso es que estamos en el típico Año Internacional de los Suelos y ni nos habíamos enterado casi. Yo en su día estudié Edafología y te haces idea de su complejidad, variedad e importancia. Luego te enteras que todos en la Humanidad dependemos de esa fina capa de tierra fértil que cubre las rocas continentales (no muchos centímetros normalmente) y que nos da de comer no sin esfuerzo de los muchos que la trabajan. Y claro, descubres que también la erosión y los malos usos del suelo fértil lo están dañando y que corremos peligro de más hambre.

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Mira este video de dos minutos, muy clarificador:

El suelo nos da de comer pero también la vegetación con la que nos vestimos (algodón por ejemplo), nos curamos (plantas medicinales), nos calentamos o fumamos… El suelo conserva la biodiversidad y ayuda amortiguar el cambio climático. El suelo nos gestiona el agua…

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Pero el suelo es un recurso No Renovable, al menos fácilmente. Hoy urge conservar los suelos fértiles y regenerar todo lo que se pueda con nuevas prácticas agrícolas y de manejo del terreno (ganadería, turismo, urbanización…). Como podéis imaginar cuesta siglos crear buen suelo y sin embargo es fácil perderlo en unas horas….

Os invito a conocer la web de la FAO (que no lo hace siempre mal) en:

Y para ver que sí hay gente proponiendo soluciones, incluso en la Administración, una propuesta de la FAO es la Alianza Mundial por el Suelo. La alianza se ocupará de cinco pilares de acción fundamentales:

1- Promoción del manejo sostenible del recurso suelo para promover su protección, conservación y productividad sostenible;

2- Fomento de la inversión, la cooperación técnica, las políticas, la concientización, educación, capacitación y la extensión sobre los suelos;

3- Promoción de la investigación y el desarrollo edafológico focalizado y centrado en las brechas y prioridades que se hayan identificado y las sinergias con acciones relacionadas con la producción, desarrollo ambiental y social;

4- Mejoramiento de la cantidad y la calidad de los datos e información edafológica: recolección de datos (generación), análisis, validación, presentación de informes, monitoreo y su integración con otras disciplinas;

5- Armonización de los métodos, medidas y los indicadores para el manejo sostenible y la protección del recurso suelo.

 

Y si sois vaguitos y no habéis entrado en la web de la FAO, que tiene infografías bien didácticas (atención educadores) podéis leer estos datos finales sobre suelos y cambio climático.

Un saludo.

 

Los cambios de uso del suelo y el drenaje de suelos orgánicos para la agricultura son responsables de cerca del 10 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Se estima que a causa del drenaje, las turberas son actualmente el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero. Se estima que los suelos pueden capturar alrededor de más del 10 % de las emisiones antropogénicas. Las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura, la silvicultura y la pesca casi se han duplicado en los últimos 50 años, y podrían aumentar un 30 % adicional en 2050, si no se realiza un esfuerzo mayor para reducirlas. Las emisiones generadas durante la aplicación de fertilizantes sintéticos supusieron el 14 % de las emisiones en la agricultura en 2012, y son la fuente de emisiones agrícolas de más rápido crecimiento, tras haber aumentado un 45 % desde 2001. Las turberas y suelos orgánicos contienen casi el 30 % del carbono del suelo en el mundo, pero cubren sólo el 3 % de la superficie terrestre del planeta. La retención de carbono en el suelo aumenta la capacidad de los suelos para mantener la humedad, resistir la erosión y enriquecer la biodiversidad de los ecosistemas, lo que ayuda a los sistemas agrícolas

¡¡Feliz descanso veraniego!!

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Pedro Jiménez

Biólogo y cura Adsis