Ha sido mucho lo vivido en estos 100 días de confinamiento, en este tiempo “inolvidable”… y ahora me pregunto si es posible “olvidar lo inolvidable”… Lo es, si no alimentamos la conciencia despierta. Por eso, más que haceros yo una memoria final, os invito a que hagáis vosotros mismos EL EJERCICIO DE ESCRIBIR VUESTRA PROPIA LISTA DE LO VIVIDO Y APRENDIDO EN
ESTE TIEMPO… Y, por si os ayuda, os adjunto un cuaderno con las 16 cartas dominicales que os he ido escribiendo desde aquel 14 de marzo en que empezó el confinamiento.
Permitidme, en esta última carta, unas palabras sobre esa “Nueva normalidad” (NN, le dicen) que tenemos por delante y sobre “la novedad a la que Dios nos llama en este tiempo”.
¿QUÉ ES ENTRAR EN “LA NUEVA NORMALIDAD”?
¿Es volver, en la medida de lo posible y cuanto antes, a “lo de siempre”? Pero… eso sería “la vieja normalidad”: la de los intereses por encima de los valores, la de la codicia como motor de la vida, la del hombre lobo para el hombre, la de la indiferencia ante la injusticia y la pobreza, la del éxito a cualquier precio…
Decía hace unos años, con agudeza e ironía, el escritor uruguayo Eduardo Galeano:
“¿Quién es el hombre de éxito? El hombre de éxito es el que no puede mirar la luna sin calcular la distancia, no puede mirar un menú sin calcular las calorías, no puede mirar un cuadro sin calcular el precio, no puede mirar un bosque sin calcular la leña, no puede mirar a otro hombre sin calcular la ventaja y no puede mirar a otra mujer sin calcular el riesgo”
… ¿Es ahí donde queremos ir?… Para ese viaje no hacían falta tantas alforjas… Los 43.000 españoles fallecidos por la pandemia tendrían que levantarse de sus sepulturas para gritarnos: “¡Despertad! No os conforméis con eso. ¡LOS HOMBRES Y MUJERES DE ESTE TIEMPO ESTÁIS LLAMADOS A ALGO MÁS
GRANDE! ¿Es que no os dais cuenta, después de lo que ha pasado?”
En el evangelio de hoy, Jesús nos habla directamente a los cristianos y nos dice palabras no menos fuertes: “SOLO PUEDE SER DISCÍPULO MÍO EL QUE TOME SU CRUZ Y ME SIGA”…
Se acerca un tiempo de cruces. Cada semana hay más señales de que lo que viene es duro. En estos días, Cáritas española informaba de que han aumentado un 60% las familias que ha atendido en estos tres meses, y que la cuarta parte era la primera vez en su vida que acudían a pedir ayuda. Y mientras tanto, el FMI corregía la caída prevista del PIB español para este año del 8% a más del 12%: somos el país de la UE que más se va a empobrecer… Total, que cruces no nos van a faltar y las vamos a tener que tomar a la fuerza… Pero Jesús puntualiza: “Que tome su cruz y me siga”.
¿Qué es tomar la cruz y seguirle? Nos lo aclara lo que dice a continuación: ”Quien quiera ganar su vida, la perderá; pero QUIEN PIERDA SU VIDA POR MÍ, LA GANARÁ”.
Es como si Jesús te dijera: “¿Te pesa tu cruz? Ven conmigo y yo te ayudaré a cargarla el tiempo que haga falta... Mejor todavía, te propongo un trato: cambiemos las cruces. Yo te ayudo a llevar la tuya y tú me ayudas a llevar la mía”… “Mi cruz -dice Jesús- es la cruz de los empobrecidos, de los enfermos crónicos, de los mayores solos, de los que sobreviven con pensiones mínimas, de los que estos meses quedaron sin trabajo, de los que temen que su empresa cierre o que su negocio ya no sea viable después del verano, es la cruz de los que no saben qué pasará cuando en octubre se terminen los ERTE, de las madres solas que combinan el teletrabajo con el cuidado de sus hijos, de los que cargan con el duelo de los familiares que murieron sin poder acompañar su agonía ni su entierro, la cruz de vecinos tuyos que no la muestran porque no saben si alguien querría ayudarles…” JESÚS INSISTE: “¿QUÉ TE PARECE, CAMBIAMOS LAS CRUCES? Cuando yo
vine a este mundo me hice solidario con los que sufrían la pobreza y la injusticia, aliviando el peso de sus cruces, y Dios Padre confirmó esa apuesta con la Resurrección: perdí la vida para ganarla. Lo que te pido es me sigas en esa apuesta de vida que es la Solidaridad”.
Porque quiere cambiar el mundo, Jesús lo que te está pidiendo es que cambies tú. Que estrenes una nueva generosidad y espíritu de servicio. Que no te importe perder algo de tu estilo de vida anterior -quizá demasiado centrada en ti, acomodada, indiferente- si es para salir de este confinamiento con la decisión de ser mejor cristiano y más solidario. Ten por seguro que será tu mayor ganancia. ESA ES LA NOVEDAD A LA QUE DIOS NOS LLAMA EN ESTE TIEMPO: UNA VIDA FUNDADA EN LA SOLIDARIDADCRISTIANA.
Con esta carta se cierra este tiempo intenso y esta forma de comunicarme con vosotros. Volveré a hacerlo cuando haya un motivo importante. Y ahora, que el verano os ayude a descansar, a reposar lo vivido, a recoger lo aprendido y a preparar el corazón para vivir lo que venga “desde la solidaridad, con Jesús y en comunidad parroquial”.
Un abrazo grande de, Mariano