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El Papa Francisco declaró recientemente el día de ayer,  1 de septiembre como la Jornada Mundial de la Oración por el Cuidado de la Creación, como lo ha hecho la Iglesia Ortodoxa desde 1989. Puedes leer la carta completa aquí.

AUDIOVISUAL DE BIENVENIDA.

 

HIMNO DE APERTURA
PALABRAS DE BIENVENIDA
ORACIÓN DE LA TRADICIÓN ORTODOXA (para ser cantada)

Te alabamos y bendecimos, Señor, porque tú eres el Rey de todas las edades, y por medio de Cristo tu Hijo has hecho todo cuanto existe.
Desde el principio de los tiempos, soplaste sobre las aguas de la creación, y llenaste la Tierra con la vida a través la vibración de tu Espíritu.
Los cielos cuentan tu gloria, oh Señor, y las estrellas del cielo traen luz a nuestra oscuridad. Hablaste y en la tierra brotó la vida, y viste que era bueno.
Llamaste sucesivamente a la creación, haciendo vivir a cada criatura en la tierra y el mar.
Hiciste a los seres humanos a tu imagen y los distribuiste en todo el mundo lleno de tus maravillas.
Compartiste el dominio y nos has llamado "a labrar y mantener" este jardín, trabajo de tus manos.
Mientras el día da paso a la noche, te alabamos por tus múltiples dones. Que nuestra adoración esta noche dé gloria a tu nombre para que podamos servir con fidelidad y amor.
Que nuestro cuidado diario de la creación muestre la reverencia de tu nombre y revele tu poder salvador en cada criatura bajo el cielo.
Hacemos esta oración en el nombre de Cristo, tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

LECTURAS

Génesis 1, 26 – 2, 3 y Génesis 2,15
Salmo 148, "Alabad al Señor desde los cielos..."
Cántico de Daniel 3, 57-88, 56
Mateo 6, 25-33

SELECCIÓN DE FRAGMENTOS DE LAUDATO SI’ (leer despacio)

Laudato si ', nn. 8-9, los dos párrafos del Patriarca Ecuménico de la enseñanza de Bartolomé.
Laudato si ', n. 236, la Eucaristía
Laudato si ', nn. 241-242, María y José
HOMILÍA

INTERCESIONES/ORACIÓN DE LOS FIELES (Libro de bendiciones, n. 1018)

Oremos en agradecimiento por la bendición de Dios sobre toda la creación y el trabajo de nuestras manos. No olvidemos hacer obras de santidad en nuestras vidas. Oremos a Dios diciendo: Señor, escucha nuestra oración.
+ Dios providente, tu cuidado nos ha dado el pan de la tierra. Concede que los cultivos cosechados nos pueden sostener en el cuerpo y nos ayuden a crecer en el espíritu. Roguemos al Señor...
+ Tú alimentas a las aves del cielo y vistes los lirios del campo. Enséñanos a buscar primero tu reino sobre nosotros y enséñanos el camino de la santidad. Roguemos al Señor...
+ Por medio de Jesucristo has hecho que en el mundo abunden las obras de santidad. Haz que, viviendo en él, podamos compartir su plenitud y vida y demos mucho fruto. Roguemos al Señor...
+ En la Eucaristía has tomado los frutos de nuestras manos como un signo del misterio de la fe. Haz que los dones que traemos para ser consagrados en la mesa de su hijo, nos permitan trabajar para que la vida de la Iglesia continúe haciendo el bien. Roguemos al Señor...

+ Tú planeaste que las personas más pequeñas participasen de los bienes de tu creación. Concede que quienes están en necesidad puedan llegar a disfrutar de una vida sin problemas, para glorificarte y alabar tu santo nombre. Roguemos al Señor...

PADRE NUESTRO
BENDICIÓN DE CONCLUSIÓN (Libro de bendiciones, n. 983)

Que Dios, fuente de todo bien, te bendiga y dé éxito a tu trabajo, para que puedas recibir la alegría de sus dones y alabar su nombre ahora y por siempre. R /: Amén.

HIMNO DE CONCLUSIÓN:

De la carta del Santo Padre, del 6 de agosto de 2015, a los Cardenales Koch y Turkson:
Como cristianos, queremos contribuir a resolver la crisis ecológica que la humanidad está experimentando actualmente. Al hacer esto, primero debemos redescubrir en nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones más profundas de nuestra preocupación por el cuidado de la creación. Siempre hay que tener en cuenta, para los creyentes en Jesucristo, la Palabra de Dios que se hizo hombre por nosotros, "la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que se vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea." (Laudato Si ', 216). La crisis ecológica por lo tanto nos llama a una profunda conversión espiritual: los cristianos estamos llamados a "una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. " (ibid, 217.). "Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana"(ibíd.).