El 26 y 27 de septiembre he tenido la suerte de poder participar en la escuela de Pastoral. Llevo muchos años teniendo noticia de ella y de cómo ha ido generando espacio de formación para jóvenes y adultos que estamos relacionados con el mundo joven. Pero ésta es la primera vez desde que estoy en Latinoamérica que me ha coincidido con la visita a la familia.
La verdad es que ha tenido gracia y gracia de la buena. Ya el lema lo decía, "CON MÁS ALEGRÍA". Y no es para menos. Nos juntamos un grupo muy diverso de casi 350 participantes. Muchos de ellos jóvenes de alrededor de 30 ámbitos de pastoral, entre diócesis, congregaciones, movimientos... ¡Que ambientazo creamos en el salón de actos del colegio de los salesianos de Atocha! Nos acogió un escenario digno de la mejor ambientación y todos con nuestra camiseta morada para expresar la unión que queríamos vivir en el encuentro.
Iniciamos la mañana con la oración amenizada con el buen arte del grupo Ain Karem. Desde el principio nos recibió el Dios que sabe de la alegría de la vida. Y con Él sintonizamos. Tuvimos la suerte de tener como presentador al payaso Kikote. Nos dejó claro que a él la gracia le venía de lo alto en sus diálogos con Dios, con quien se veía que tenía toda la confianza. ¡Que forma de sabernos meter en ambiente! Una cosa es contar chistes y otra meternos en gracia. Y pasamos a la parte seria. En principio sería porque era una reflexión titulada: “Rastreando la alegría: el mandamiento de la felicidad”. Y además porque cubría casi toda la mañana. Pero entre que María Ángeles López le daba su toque de cercanía muy amena y que pudimos reírnos a carcajadas con la aparición del mago Kiki la mañana voló. María Ángeles es periodista, sevillana, con un mensaje de un Dios cercano a través de un lenguaje más sencillo y vital. Nos animaba a hablar de Dios por sus apellidos (justicia, solidaridad, dignidad,…) sin olvidar su nombre: Jesús.
En la tarde nos metimos en una dinámica de feria con distintos stands en los que por grupos íbamos entrando en algún mensaje importante para la pastoral juvenil. Pude participar en el que se hacía un dibujo a base de palabras y recortado como un rompecabezas (caligrama); en el otro nos hablaba un joven de cómo darle la vuelta a las celebraciones para que fuesen más alegres; en otro cómo expresar con una escultura viviente lo que uno sentía; en el otro dándole ritmo al cuerpo con unos pasos entretenidos para hacer una coreografía. También había experimentos científicos para probar que no todo es lo que parece ser, o de danza contemplativa,… todos ellos sacando siempre la sonrisa a los participantes. Esta dinámica de feria de la alegría terminó haciendo todos la coreografía. Por cierto nos quedó bastante bien gracias a la motivación del salesianos que nos guiaba!
La tarde terminó con la participación de Migueli. Con sus ritmos pegadizos y sus letras estimulantes a creer de verdad nos hizo movernos a toda la tropa que estábamos allá.
La mañana del domingo comenzó con la oración para conectar con la alegría profunda de ser cristiano. Y de ahí vino la obra de teatro “El banquete de la alegría” en la que los jóvenes que lo prepararon no se olvidaron de ningún detalle para estimularnos a elegir el menú más afín con nuestra fe. Se pasaron los actores haciéndonos caer en cuenta de qué pobres pueden llegar a ser nuestras celebraciones y estimulando nuestra creatividad para acercar la invitación del Evangelio de la Alegría a los jóvenes. ¡Qué bueno caer en cuenta de que todo, todo tiene valor! Desde el aperitivo de entrada (la invitación) hasta el más pequeño detalle, pasando por platos que realmente alimenten las experiencias creyentes y que no queden en meras recetas que no nutren lo sustancial de la vida del joven.
Entre aparición del payaso Kikote y reflexión de cómo alimentar nuestra vida pastoral llegamos al punto final y a la vez punto álgido del encuentro: la eucaristía. El sacerdote celebrante, Carles Such, hizo un picado para hacernos ver a todos que la alegría no es auténtica sino nace de la vocación, de cómo Dios pronuncia nuestro nombre en nuestra vida real y nos mete en su misión de construir su Reino para los pobres. La participación de todos compartiendo nuestra propuesta para una pastoral más profundamente alegre, la animación de los cantos, el clima de fraternidad que respiramos hizo de esa celebración un momento muy especial de reconocer que Dios sigue siendo creativo como El sólo para enseñarnos a creer que los jóvenes son sus principales aliados en esto de hacer de nuestro mundo un mundo a la altura de su creación. Un millón de gracias a todos los participantes y sobre todo a los que estuvieron detrás de que todo saliese pa´lante.
Por Félix Urquijo.