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Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. El Padre corta todos los sarmientos unidos a mí que no dan fruto y poda los que dan fruto, para que den más fruto. Vosotros ya estáis limpios, gracias a las palabras que os he comunicado. Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento puede producir fruto por sí mismo, sin estar unido a la vid, y lo mismo os ocurrirá a vosotros, si no estáis unidos a mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece unido a mí, es arrojado fuera, como los sarmientos que se secan y son amontonados y arrojados al fuego para ser quemados.
Si permanecéis unidos a mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo tendréis. Mi Padre recibe gloria cuando producís fruto en abundancia, y os manifestáis así como discípulos míos.

Fecha: 
Wednesday, May 2, 2018
Cita de la oración: 
Domingo - 05 Pascua
Comentario: 

¡Cuántas veces hemos renovado nuestro corazón con las palabras de Jesús de este capítulo 15 de Juan! Aunque nos resulten conocidas, resuenan siempre nuevas, con nuevos reclamos, en cada circunstancia de nuestra vida.

Como sarmientos que debemos dar fruto hemos de estas disponibles a la poda para que nuestro fruto sea mayor y mejor. El Padre es el viñador y es maestro en podarnos de lo superfluo.

La palabra de Jesús es el principal instrumento para mantenernos enraízados en la vid y limpios de maleza estéril. La Palabra y el Espíritu nos abren al amor que es el fundamento de la permanencia. Jesús insiste. «Permaneced en mí y daréis fruto abundante».

La permanencia en Jesús hace eficaz toda oración y da gloria al Padre.

Señor Jesús, haz que nuestra permanencia en la vocación nazca de la fidelidad a tu Palabra y del amor extremo que es el fruto más maduro. Danos conciencia de lo que supone vivir como discípulos tuyos. Sin ti no podemos hacer nada. Sin ti no queremos hacer ni valer nada.