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No pretendo hacer aquí un análisis detallado de los logros y pormenores de estos dos años del pontificado de Francisco, pero sí me gustaría subrayar aquellos aspectos que a mí más me han impactado como positivos y quizá subrayar también algunas cuestiones que me preocupan.

Destaco de él sobre todo, sus gestos. Un papa que habla más con sus hechos que con sus palabras. Ya lo decía Jesús: “por sus frutos lo conoceréis”. No se trata tanto de hablar muy bien y muy fino sobre muchas cuestiones de alta teología, sino acercarse a las personas con el lenguaje de los hechos.

De lo primero que hizo fue acercarse a Lampedusa, la isla donde han muerto miles de inmigrantes y donde se vive el drama de la inmigración.

Su opción por los más pobres con sus gestos: renunció a salir, una vez nombrado papa, con todos los capisallos habituales en esas solemnidades y se presentó con su sotana blanca, con una cruz sencilla. Apareció con zapatos usados, lejos de los recomendados por el protocolo. Usa un coche utilitario para desplazarse.

Abandonó la residencia habitual de los papas para irse a vivir a un apartamento de poco más de 70m2, comiendo como uno más, sentándose en las últimas filas de la iglesia para rezar… Últimamente ha instalado duchas y peluquería para los sin techo del Vaticano. Ha salido de viaje por países de la periferia del mundo y tiene proyectado visitar a varios países de Latinoamérica.

Su forma de contestar a los periodistas, tan cercano, tan natural, sin prisas, sin preguntas previamente acordadas, hablando de todos los temas…”¿Quién soy yo para condenar a los homosexuales”?, diría. O también cuando ha dicho que el tema del celibato opcional es un tema abierto en la Iglesia del que se puede hablar y opinar… Y que sigue teniéndolo en su agenda…Esa amistad con Clelia, la viuda del Obispo casado Jerónimo Podestá a quien seguía llamando por teléfono con frecuencia igual que hacía con otras amistades o con otras personas, como algunas de las víctimas de abusos sexuales del clero…

Sus gestos de cercanía, con los más necesitados, de cordialidad, de sencillez con todos, son continuos… Ha roto los moldes de lo que era el comportamiento hierático de los papas anteriores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Nos recuerda a aquel papa bueno Juan XXIII. Ha condenado abiertamente este sistema que tiene una economía que mata.

Luego hay valoraciones importantes que hacerle en otros asuntos: su empeño por abrir la Iglesia a la colegialidad y no que el papa de Roma lo decida todo como un emperador. Es un asunto aún no resuelto, pero haberse rodeado de un equipo de 9 cardenales que le asesora ya es un paso, aunque veremos… Quiere afrontar uno de los grandes retos del Vaticano: renovar la curia. Un asunto enormemente espinoso.

También está dejando claro su no rotundo a la pederastia en el clero. Ya ordenó a un cardenal acusado de encubrir muchos casos de sacerdotes pederastas que no frecuentara más la Basílica del Vaticano. Y llamó personalmente por teléfono a una de las víctimas de la pederastia en Granada.

Pero lo más importante y donde los lobos del Vaticano le están esperando para atacarle a dentelladas, es cuando ha dicho que quiere poner las cuentas de la Iglesia adaptadas a la legislación vigente para que esté todo con transparencia. Ahí está lo más duro de su tarea. Porque cuando se pretende tocar el tema de las finanzas… ¡peligro! Ya ha habido antecedentes y sabemos qué consecuencias trajeron aquellos intentos: hasta suicidios. También cuando a Juan Pablo I lo encontraron muerto, se dijo que los papeles que tenía entre sus manos uno era sobre la reforma de la curia y otros sobre las reformas de las finanzas de la Iglesia…

Soy de los que piensa que Francisco, en cuanto ha empezado a tocar estos temas “candentes” se está jugando el pellejo. Así tal como suena. Intentarán que sus intentos no cuajen en nada y que fracase como otras veces. ¡Ojala me equivoque y pueda llevar a cabo su programa de reformas que tanto necesita la Iglesia!

Tengo mis dudas en otras cuestiones: si no le meterán más de un gol sus asesores en temas como nombramientos de obispos, o si los cambios que realmente necesita al Iglesia de acercamiento a los pobres, de cambio en las celebraciones litúrgicas, los cambios necesarios en temas como la moralidad, supresión de concordatos donde se busquen privilegios para la Iglesia, los cambios necesarios en los ministerios( curas casados, mujeres sacerdotes, nombramiento de nuevos ministerios desde las mismas comunidades cristianas …etc…) será capaz de impulsarlos.

Esperemos que sí. Deseo que aquella frase suya (de las primeras suyas como papa) “Cuánto me gustaría una iglesia pobre para los pobres!”, pueda ser una realidad. Para ello, nada mejor que la renuncia a tantas y tantas cuestiones que serían necesarias para que la Iglesia fuera realmente pobre: Renuncia al Vaticano, al poder como Jefe de Estado y sí a ser el vínculo de unidad de toda la iglesia como obispo de Roma viviendo con sencillez. Renuncia por tanto a todo poder: nuncios, personal diplomático etc…y venta de muchas de las propiedades de la Iglesia para darla los pobres…

¡Habría tanto que hacer! Pero en estos dos años creo que está haciendo bastante, aunque algunos desearíamos un ritmo más rápido en las reformas necesarias…

No quiero terminar sin decir que personalmente este papa me cae muy bien porque lo veo con actitudes evangélicas. También lo veo un hombre muy humano y cercano a la gente. Creo que sus gestos y también palabras son fruto de una vivencia del estilo de Jesús. Es un hombre que cree de verdad y lo transmite con su gestos y palabras. Así debe ser.

También pienso que todos los cristianos deberíamos de apoyarle y respaldarle para que los enemigos (que los tiene) se sientan en minoría frente a una gran mayoría que lo aplaudimos y seguimos. ¡Ojalá así sea!

También he de decir, que temo por su vida. 

Fuente: JUAN CEJUDO, miembro de Moceop y de Comunidades Cristianas Populares.
Artículo original aparecido en: ECCLESALIA