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Somos Marta, Ana, Leyre, Mayte, Blanca y y Pilar. Y hace una semana nos embarcamos en una aventura de esas que no te dejan indiferente, que te marcan de por vida: comenzamos nuestra experiencia en Togo. No, todavía no estamos allí, pero empezamos a prepararnos para este gran viaje que afrontamos con tantas ganas e ilusión.

La preparación de cualquier viaje requiere una gran organización…

Los viajeros. Como habréis observado, somos un grupo de siete chicas, procedentes de Madrid y País Vasco. A pesar de que nos conocíamos de otros encuentros (Pascuas, Sesales…) era necesario saber un poco más sobre nuestras compañeras de viaje. Por ello, el fin de semana pasado, convivimos durante dos días junto con los miembros de la casa de comunidad de Peñagrande. Allí compartimos nuestra fe, nuestras motivaciones frente a este viaje, nuestros miedos, nuestra experiencia con Adsis…

La maleta… ¿qué ropa me llevo? ¿me cabrá todo? ¿qué medicamentos y vacunas necesito? Dada la gran diferente de Togo con nuestro país, son muchas las incógnitas que nos surgen y poco a poco vamos resolviendo… Sin embargo, tenemos muy claro que lo más importante no es lo que llevemos allí sino todos los recuerdos, sentimientos y amigos nuevos que traeremos a la vuelta.

El itinerario del viaje ¿qué vamos a hacer allí? En Lome (Togo) un grupo de jóvenes voluntarios llevan a cabo un campamento para niños en verano. Nosotros vamos a compartir esos días con ellos ofreciéndoles apoyo en esta actividad, compartiendo nuestras experiencias con niños aquí y enriqueciéndonos con las formas de divertirse de los otros. Además, pasaremos tiempo con los jóvenes togoloses hablando de nuestras vivencias de fe, nuestro recorrido en Adsis, qué nos ha aportado vivir la fe en comunidad con los otros, etc.

Poco a poco nuestra mente, nuestro cuerpo y el corazón se van preparando para compartir esta experiencia de voluntariado con Togo y su gente.

Aprender sobre nuestro próximo destino. Ese fin de semana tuvimos la oportunidad de pasar tiempo con Marcelino, un cura de Togo que vive en España. Nos cocinó comida típica de allí y nos contó infinidad de cosas sobre su cultura, el día a día allí, nos dio consejos… Además, Felipe, un misionero que pasó allí varios años, compartió con nosotros su vivencia en Togo desde otro punto de vista. Gracias a ellos tenemos un mapa más amplio de nuestro país de destino y podemos hacernos una idea de todo lo que nos queda por aprender y vivir allí.

Poco a poco nuestra mente, nuestro cuerpo y el corazón se van preparando para compartir esta experiencia de voluntariado con Togo y su gente. Jesús nos ha llamado a levantarnos, a salir de nuestra zona de confort y seguirle hacia otros lugares del mundo y hemos respondido “Sí”.