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Los derechos humanos, el enfoque de derechos humanos y cierto lenguaje sobre derechos, están cada vez más presente en los discursos y agendas que se promueven tanto a nivel local como internacional, véase los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, no está claro que todas las personas estemos entendiendo lo mismo sobre qué supone o implica este enfoque, o si simplemente nos estamos quedando en un mero plano formal del discurso. En general percibimos que los DDHH y los instrumentos que lo hacen posible – el derecho internacional de los derechos humanos – siguen siendo bastante desconocidos o más bien desaprovechados. Sin embargo, su potencial es enorme para cualquier persona comprometida y solidaria que crea que la realidad debe ser transformada para lograr un bien común.

En realidad deberíamos verlos como “herramientas poderosas” que dotan de mayor legitimidad, coherencia y alcance nuestras acciones. Los derechos humanos, de hecho, nos obligan a analizar y abordar los problemas desde sus causas o raíces, nos facilitan una mirada diferente de la realidad y, por tanto, nos permiten intervenir con una perspectiva más transformadora y radical, ya que ir a las raíces de los problemas implica analizar y transformar las relaciones de poder existentes, causantes de la vulneración de derechos.

La situación de crisis profunda del sistema dominante actual y las medidas que se están implementando desde todos los niveles, tanto a nivel nacional como internacional, llevan implícita una estrategia de recorte de derechos. Es por eso que, ante este panorama, y ahora más que nunca, es necesario seguir defendiendo y promoviendo la vigencia e importancia de los derechos humanos.  Para ello es imprescindible recordar y exigir el cumplimiento de los compromisos y obligaciones que los estados han asumido en esta materia, nacional e internacionalmente. Esta es una tarea que nos afecta a todas las personas y en la que todas nos deberíamos implicar.

Por otra parte, ya no cabe hacer distinciones entre el Norte y Sur global, pues hay muchos nortes en los sures y muchos sures en los nortes… Cada vez vemos con más claridad que no solo los problemas son globales, sino que su abordaje o perspectiva de intervención debe ser global, aunque se actúe desde lo local. Sería apropiado más bien abordarlos desde una perspectiva de las desigualdades existentes en cada contexto.

De aquí surge la primera idea a plantear: SIN DERECHOS HUMANOS NO HAY DESARROLLO y, por tanto, debemos entender el desarrollo como el pleno cumplimiento de los derechos humanos de todas las personas.

Una segunda idea a resaltar es la NECESIDAD DE EMPODERARNOS, tomar conciencia de nuestro poder de transformar la realidad que nos rodea y para ello conocer más y mejor los derechos humanos y sus diferentes instrumentos. “Impregnarnos” y apropiarnos de ellos y reivindicarlos en nuestras luchas cotidianas, desde los diferentes sectores y ámbitos en que actuemos.  

 «Defensor/a de los derechos humanos es un título que todas y cada una de nosotras podemos ganar. No es una función que requiera calificación profesional. Solo depende de que miremos a nuestros congéneres como seres humanos, de que comprendamos que todas tenemos derechos a toda la gama de derechos humanos y del compromiso de ver hecho realidad ese ideal». Navi Pillay, Alta Comisionada de las NNUU para los Derechos Humanos

Debemos dejar de ver los DDHH como algo abstracto o impracticable o como una cosa de expertos o juristas especializados. Los DDHH son algo inherente a las personas y su dignidad.   Esto implica romper las barreras o límites que nos ponemos y elaborar nuestras estrategias desde la perspectiva de la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los DDHH. Nuestro reto es ser conscientes de que las personas debemos estar en el centro para poder ser dueñas de nuestras decisiones y de nuestro destino.

Hay múltiples ejemplos en nuestra vida cotidiana desde donde actuar: por el derecho a la educación participando, por ejemplo, en el AMPA del colegio de nuestras hijas o hijos exigiendo una educación pública de calidad y con recursos; por el derecho a la salud apoyando las reivindicaciones para que todas las personas podamos acceder a un sistema público de salud universal y de calidad que no excluya a nadie; defendiendo el derecho a servicios sociales de calidad y un reparto justo en nuestras sociedades de las tareas de cuidados, para que quienes cuidan y quienes son cuidados puedan vivir una vida digna; por el derecho a la igualdad de oportunidades y una vida libre de violencia, exigiendo leyes efectivas y medios adecuados que protejan a las mujeres víctimas de violencia; defendiendo el derecho a un empleo digno y de calidad desde un sindicato, por ejemplo, o como representante de las personas trabajadoras de nuestro lugar de trabajo… Y muy probablemente, casi todas hayamos participado recientemente en alguna movilización reclamando alguno de estos derechos.

Por todo ello, una tercera idea a destacar es que ¡TODAS PODEMOS SER DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS!

 “Toda persona tiene derecho, individual o colectivamente a promover y procurar la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional”

Estamos acostumbradas a ver superhéroes en los cómics y en las películas sin darnos cuenta de que todas tenemos la capacidad de hacer algo importante y valioso por nos-otras, es decir, por el interés individual y el de toda la sociedad. Los defensores y defensoras de los derechos humanos pueden actuar por cuenta propia o en asociación con otras personas, a título personal o en el marco de su profesión. Muchos miembros de este colectivo defienden los derechos humanos en sus actividades cotidianas, mientras que otros se convierten en defensores a causa de una acción o postura individual adoptada en favor de los derechos humanos. Muchas personas incluso se juegan la  vida o la pierden defendiendo sus derechos o los de sus comunidades…  Pese a su diversidad, los defensores y defensoras de los derechos humanos tienen algunas características en común: todas respetan el principio fundamental de universalidad, es decir, todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos, sin importar el género, la raza, la etnia o cualquier otra condición; y se comprometen a cumplir las normas internacionales de derechos humanos y a respetar los derechos y las libertades del prójimo en sus propias acciones.

Dejamos para el final una idea fundamental: LA UNIÓN HACE LA FUERZA. Es necesario aunar agendas de movilización y reivindicación para crear una malla prieta y densamente tejida, que nos haga más fuertes a la hora de defender los derechos humanos. No cabe trabajar priorizando unos derechos sobre otros. Hay que buscar alianzas y espacios de confluencia de luchas y movilizaciones.

Os invitamos a FIRMAR EL MANIFIESTO por el DDHH a la Solidaridad y a tejer entre todas esa malla de derechos humanos entrelazados, para construir un mundo mejor para todas las personas. O citando al gran Kiko Veneno convirtámonos en superhéroes y superheroínas de barrio.

“Vuela, vuela, vuela, tú no dejes de volar. 

Vuela por la mañana, vuela hasta Portugal. 

Hierven ya las calles, listo el escenario. 

Y en los sótanos se entrenan: superhéroes  de barrio”

Kiko Veneno

Fuente: PobrezaCero