Cuando Esaú comenzaba a subir los 150 peldaños de la escalera que, en el interior de la montaña, llevaban al palacio-fortaleza de Herodión no sabía cómo explicarle al rey lo que había ocurrido con los tres magos. Además las noticias eran que la salud de Herodes había empeorado gravemente durante el último mes, la inflamación de sus piernas le mantenían buena parte del tiempo postrado, mientras los espasmos dolorosos ocasionaban que su ya agrio humor se hubiera radicalizado.