Queridos amigos:
Coinciden los tres meses de confinamiento (justo hoy) con la fiesta del Corpus Christi. Un Corpus extraño, con las primeras comuniones de los niños trasladadas a septiembre y sin las fiestas típicas de tantos pueblos, al menos en su forma tradicional. Pero hay que celebrarlo más que nunca: el Corpus Christi de este año nos revela algo esencial sobre nuestro ser cristianos y ser Iglesia.
Hoy, como en la última cena, Jesús toma el pan, lo bendice y nos dice: “Tomad y comed, ESTO ES MI CUERPO que se entrega por vosotros”. En memoria suya, eso es lo que hacemos cada domingo en la eucaristía. Al mismo tiempo, Jesús contempla a la comunidad parroquial y dice: “Esto es mi cuerpo, donde dos o más estáis reunidos en mi nombre, allí estoy yo”. Y no contento con eso, Jesús señala a los sufrientes y empobrecidos y dice: “Esto es mi cuerpo, lo que hagáis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. EN LA EUCARISTÍA, LA COMUNIDAD Y LASOLIDARIDAD, JESÚS SE NOS HACE
PRESENTE. Hoy es un día para agradecer esa presencia y disponernos a prolongar su misión, con la fuerza de su Espíritu.
Pongamos lo dicho en contexto. Este largo tiempo de pandemia ha cerrado puertas y ha abierto ventanas. Tanto personal como comunitariamente, nos hemos descubierto pequeños y frágiles, y hemos aprendido que la vida tiene más de gracia que de conquista. Y la sorpresa ha sido que, LEJOS DE DEBILITARNOS, EL CONFINAMIENTO NOS HA FORTALECIDO COMO COMUNIDAD PARROQUIAL.
El Espíritu ha hecho de éste UN TIEMPO DE INNOVACIÓN, apertura e iniciativa… La ausencia de misas presenciales ha generado en nosotros la nostalgia del Señor, el aprecio por la misa televisada y el gusto por la oración en casa. No ha habido reuniones en los locales, pero hemos multiplicado lasllamadas telefónicas, mensajes de wathsapp, reuniones por zoom y videoconferencias… Aun más separados que nunca, nos hemos mantenido MÁS UNIDOS QUE NUNCA... Se congeló nuestro calendario de actividades, pero hemos transmitido misas por youtube, mantenido catequesis audiovisuales, realizamos colectas virtuales a favor de Cáritas, hemos sostenido la alimentación de 60 familias necesitadas en colaboración con el Ayuntamiento, hemos hecho llegar mensajes y vídeos de apoyo a todas las residencias e instituciones públicas de Santa Marta… Aun confinados, hemos alentado la SOLIDARIDAD Y PRESENCIA EN EL PUEBLO…
Hoy celebramos que POR TRES MESES LAS IGLESIAS HAN ESTADO CERRADAS, PERO LA PARROQUIA SE HA MANTENIDO VIVA. Y este es un hecho luminoso, que nos revela qué es lo esencial de nuestro ser cristianos y nuestro ser Iglesia. No nos conformemos con vivir como socios de una institución, meros cumplidores de unos ritos y tradiciones que culturalmente nos sostienen. La Iglesia no lo es por el templo de piedra donde celebra, ni lo es por lo que hace o cómo lo hace: ha quedado demostrado que todo eso es relativo.
SOMOS IGLESIA EN LA MEDIDA EN QUE SOMOS
CUERPO DE CRISTO, en la medida en que vivimos y bebemos de Cristo, de su presencia viva y actual, más allá de las circunstancias o las formas. Somos cristianos porque vivimos la fe, la esperanza y la caridad que nacen de la adhesión a Cristo Jesús, nuestro Señor, y todo lo demás adquiere sentido solo desde ahí.
La experiencia eclesial de este tiempo de pandemia purifica nuestra identidad y pertenencia, y es oportunidad para VOLVER A LO ESENCIAL: LA PRESENCIA DE JESÚS que nos alimenta, vincula y compromete como Iglesia viva. Desde ahí será posible enfrentar el curso que viene con sus desafíos de adaptación e innovación, desafíos a todo nivel (en la educación, el ocio, el deporte, la economía, lo laboral, lo social…), también en lo pastoral (la celebración, la catequesis, la solidaridad...). DESDE AHÍ SEREMOS CAPACES DE REINVENTARNOS COMO
COMUNIDAD PARROQUIAL, Cuerpo de Cristo animado por el Espíritu.
Un último apunte: En Adsis decimos que “hacer cuerpo de Cristo con el oprimido y compartir su historia, nos hace bienaventurados”. Os adjuntamos hoy la tercera entrega de los cuadernos “Testigos por el mundo”, justo cuando Latinoamérica se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia. HAGAMOS CUERPO DE CRISTO TAMBIÉN CON LOS
HERMANOS DEL SUR y recemos por ellos.
Y al final de esta semana dedicada a Cáritas, haciendo honor al Corpus como Día de la Caridad, demos gracias especialmente por todos los que, de la mano de Jesús, nos ayudan a unir eucaristía, comunión fraterna y solidaridad efectiva en la diócesis de Salamanca. Buen domingo y un abrazo
Mariano