Loading...
Alt

(Peio Sánchez).- 1. Realizar una auditoria energética. Las entidades católicas de diferente tipo administran edificios que tienen diferentes funciones litúrgicas, artísticas, catequéticas, educativas o sociales. Sería interesante realizar una auditoría energética para valorar los flujos de energía para establecer medidas de ahorro de consumo, mejoras del mantenimiento así como progresos de salubridad y seguridad.

Las medidas se pueden implementar progresivamente así la instalación de leds de bajo consumo, la revisión de los cerramientos y de materiales aislantes. Incluso estudiar de forma aquilatada algunas medidas de autoabastecimiento energético dentro de las limitaciones legales y de inversión.



2. Una limpieza ecológica y recicladora

La mayoría de edificios y actividades exigen el mantenimiento de limpieza. Procurar que los las prácticas sean respetuosas con la naturaleza evitando productos tóxicos para las personas y el ambiente a la vez de manteniendo la desinfección y la limpieza adecuadas. En las iglesias se puede valorar el uso de velas no contaminantes así como su reciclaje. Del mismo modo acostumbrar al reciclaje de los residuos organizando los distintos espacios y recipientes. Estas prácticas tienen además una importante función educativa.

3. El mercado del intercambio

Se trata de abrir un espacio o un tablón de anuncios donde se puede intercambiar objetos que ya no nos son necesarios pero que, antes de tirarlos, los ofrecemos a otras personas por si les pueden ser útiles. Se trata de intercambiar bienes o conocimientos sin necesidad de utilizar dinero para hacer efectivo el intercambio. Esta práctica permite aprovechar libros y cuentos, música, ropa y complementos, juguetes, muebles, herramientas, bisutería, material informático, plantas, material de escritorio y tantas cosas. Además establece relaciones entre las personas que permiten vincular la utilidad con el ser.

 

Artículo original: Religión Digital