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Hay muchas formas de mirar y leer estadísticas. Comúnmente interesan las grandes mayorías que describen con bastante acierto el panorama. Pero otra, no secundaria, trata de fijarse en la diferencia y, a partir de ahí, encontrar nichos y oportunidades. Cuando leo estadísticas sobre jóvenes e Internet (continuamente salen nuevas referencias) me pregunto fundamentalmente por lo segundo. Ya sabemos que los jóvenes (y adultos) dedican su tiempo mayoritariamente al ocio, a sus relaciones y a buscar información para estar al día. Pero, ¿dónde están las oportunidades?

  1. Todos tendremos en el futuro una identidad digital. La cual se va formando a partir de lo que hacemos principalmente en la red, de nuestros intereses, motivaciones, tendencias. Me pregunto si no es posible educar a los jóvenes en esta línea, pero con futuro, pensando en su propia vocación el día de mañana. Yo lo llamaría branding educativo. Lo que he encontrado bajo esta referencia se destina principalmente a empresas educativas. Pero si lo tenemos tan claro, ¿dónde quedan los jóvenes que ya están formando su propio perfil digital-personal? En este proyecto, que no tardará mucho en ver la luz, los jóvenes tendrán como referencia su propio blog, lo harán extensible en las redes sociales e interactuarán cada vez con mayor éxito con otros agentes sociales de su ámbito, según sus propias motivaciones. Todo un itinerario de búsqueda y de desarrollo personal apoyado en el mundo digital, clave desde ya y más en un futuro inmediato.
  2. Activismo y compromiso social. Acabo de recibir el libro “Manual del ciberactivista” publicado por Javier de la Cueva, gracias a que pude leer el índice y unas páginas sueltas en la red. Me pareció muy interesante. Igual que las reflexiones que se integran en el libro “Tecnopolítica” de Gutiérrez-Rubí. En ambos libros se dibuja una nueva forma de ser sensible y activo en la sociedad actual. Las grandes estadísticas muestran, y debemos alegrarnos por ello, que la solidaridad es un valor insustituible para los jóvenes actuales. Hace falta, sin embargo, educar en la implicación posible. De ahí que me pregunte por esta línea de trabajo a futuro, quizá un tanto alejada del uso común y cotidiano, más reflexiva, más visible. Grandes actores políticos actuales provienen del mundo de las redes sociales y esto da mucho sobre lo que pensar. ¿Serán las redes sociales el ámbito en el que se fragüen nuevas formas de acción social y política?
  3. Educación nativa digital. Discrepo mucho con aquellos que piensan que los más jóvenes hoy son nativos digitales por mover los dedos con soltura en un iPad. Mi experiencia es la contraria: tengo que enseñar a los jóvenes a usar internet y dotarles de herramientas para que, fuera de lo que es más habitual para ellos (con frecuencia “las modas” de turno), se manejen adecuadamente y puedan sacarle partido. Su educación no es digital, ni mucho menos. El ordenador, el móvil, todo internet es para ellos una herramienta secundaria que les ahorra habitualmente esfuerzos, en lugar de plantear retos sólidos y consistentes. De modo que aprenden, como bien dicen las estadísticas, a conjugar ambas dimensiones y poco más. Me pregunto por lo que es una verdadera educación digital, no digitalizada sin más. ¿Será esto también algo de futuro, sea el ámbito que sea? La sensación que tengo diariamente es que los jóvenes hoy tienen otras formas de hacer, muy incrustadas en lo digital, que perdemos educativamente por centrarnos en lo de siempre. Como me decía alguien hoy, “es el sistema”.
  4. Referencialidad cruzada. Como he sido educado una generación con crisis de referentes, soy muy sensible en este asunto. Y cuando veo las redes, lo que percibo mayoritariamente es que la referencialidad hoy se establece en relación, por conexión, en la capacidad de diálogo y de encuentro. Dicho de otro modo, hoy existe la posibilidad de conocimiento y reconocimiento mutuo, de modo que quedamos señalados no sólo por aquello que decimos de nosotros mismos sino por lo que otros dicen de nosotros. Imagino entonces a un joven lector que, después de disfrutar placenteramente de un libro, haga una reseña en internet y la dé a conocer al autor del libro, y quedo fascinado por lo que puede surgir de esto repetido una y otra vez. Lo mismo en cualquier ámbito, con la posibilidad de dirigirnos y “darnos a conocer” a diferentes personas e instancias sociales. Sin duda alguna, esto posee un valor referencial muy grande, que da la oportunidad de “marcar la diferencia”.
  5. Buscar información de forma organizada, y opinar. Junto dos puntos de los que en toda estadística salen. Los jóvenes buscan información masivamente, para estar al día, para vivir a lo último. Y comentan. Pero lo hacen frecuentemente por separado, movidos quizá por la dinámica acelerada de la propia red. ¿Qué ocurre cuando lo juntamos? ¿Qué pasa si se enseña a alguien a leer bien en la red, seleccionar sus fuentes, y expresarse con criterio? A mi modo de ver, la cultura digital ha entrado a lo grande en la casa de cada uno como un medio de masas. Sin embargo, percibo -deseo también- que ganará en calidad en un futuro muy próximo, en la medida en que las personas seamos más selectivas y nos relacionemos más. Dos aspectos que no tienen freno. ¿Cómo educar, y esta es la pregunta, para una opinión moderada y reflexiva, capaz de dialogar y encontrar puntos fuertes de encuentro? ¡Por aquí quisiera yo a los jóvenes, a los adultos, a mí mismo desde este preciso instante! Si el peso de la historia digital es tan grande como revelan los datos, ¿quién será más creíbles dentro de diez años: quién mucho o quién mejor? ¡Ojalá sea lo segundo! ¡Hay que apostar por ello!

Sin duda alguna se os ocurrirán muchas cosas más. Seguimos dialogando, pensando y creando. ¡Nos leemos! 

Aquí os brindo unos cuantos artículos más sobre el tema, que creo que pueden ser de gran interés. Jóvenes en la red: un selfie (Estudio completo para descargar en .pdf. Ya he dicho que conviene estar al tanto de esta gran referencia) ¿Son nuestros jóvenes demasiado dependientes de la red? (Es curioso comprobar cómo  hay estudios para todos los gustos. Desde los que reflejan desapego e interés, a los que dicen que no pueden vivir sin ellos. Os invito a leer este artículo pensando en “marcar la diferencia” con los jóvenes: que la red dependa de ellos) Los jóvenes españoles dedican dos horas diarias a Internet (Más datos sobre cantidades, cuando lo que importa es la calidad. No me preocupa el número de horas, sino el qué hacen metidos en todo esto.) Jóvenes que no usan las redes sociales están en peligro de exclusión (O al menos así se sienten, o hemos dejado que se sientan. El caso es que exclusión está muy relacionado con pobreza, con lo que esto significa. ¿Cómo darle la vuelta, cómo generar inclusión? Jóvenes y redes sociales (Son muy interesantes los vídeos que hay en este artículo. Son vídeos de adultos para jóvenes. ¿Cómo los harían ellos mismos? ¿Cómo darles la voz, hacerles partícipes, implicarlos desde ya en sus problemas?) Las jóvenes son más adictas a las redes. (Ellas, las chicas. Estos datos son muy reveladores e interesantes. ¿Hacia dónde vamos? ¿El poder de la segmentación?) Redes sociales como primer difusor de eventos (PuroMarketing siempre es una referencia. Cuando leí este artículo me pregunté en lo poco que se habla en las escuelas de sus propios eventos. Y de cómo atrae aquello que hoy por hoy se presenta como masivo.) Jóvenes y redes (Enrique Dans siempre es un referente. Impresiona leer con qué acierto habló en 2012 sobre cosas que hoy están sucediendo.) Así consume y utiliza internet cada generación (Muy interesante. Con datos y estadísticas fiables. Y, como siempre, ¿por qué no preguntarse por los huecos que quedan y su oportunidad para marcar la diferencia.)

Autor: JOSE FERNANDO JUAN SANTOS

Fuente original: Entre paréntesis