Nuestro movimiento en Latinoamérica viene recorriendo un proceso de lectura “Memoria y Esperanza” de la inculturación del carisma en estas tierras.
¿Qué comprendemos en un proceso de inculturación? Que es proceso y es lento. A través de él, la experiencia del mensaje cristiano y el carisma se insertó en las distintas culturas, buscando encarnarse y echar raíces, produciendo así nuevas formas de pensamiento, actuación y celebración.
La inculturación implica la toma de conciencia del contexto cultural en el que se encuentra quien transmite el Evangelio, así como del condicionamiento cultural de toda teología. Nos invita a una disposición positiva ante las culturas y un esfuerzo de traducción entre los saberes propios. También, implica un momento de discernimiento porque la inculturación no es simplemente alienarse con la cultura o religión local. Estamos así, llamados a hacer memoria con valentía, ya que como sostiene Carl Gustav Jung “Aquellos que no aprenden nada de los hechos (desagradables) de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”.
Leer este proceso es integrar lo que es, darnos cuenta y formar parte de lo que es Adsis en Latinoamérica. Nos saca de la fantasía y del deseo de lo que quisiéramos que fuera y abrazar lo que somos y vamos siendo. Desde la aceptación de nuestros procesos se produce una transformación natural… Caminamos en una formación que es transformación. Caminamos haciendo memoria, alimentando la paciencia y la esperanza.
La inculturación de nuestro carisma en tierras latinoamericanas ha tenido diversas aristas, miradas y experiencias. Un recorrido de más de 30 años que aún continúa. Hemos querido recoger las voces de cuatro miembros del movimiento que viven en estas tierras para que nos compartan sus propias miradas y percepciones. Dos llegaron hace muchos años desde sus comunidades en España y otros dos son “nativos” que adoptaron el carisma como propio hace muchos años…
JUAN ESCALERA
Origen: Madrid
Tiempo en Latinoamérica: 31 años
Recorrido en Latinoamérica: Uruguay, 17 años. Perú, 6 años. Portoviejo, 3 años. Quito, 5 años.
Cómo ves el proceso de inculturación de Adsis, a lo largo de estos años, en Latinoamérica?
El proceso de inculturación creo ha sido distinto en los diferentes países que comenzamos. No es lo mismo la llegada a Chile o Ecuador (donde llegábamos con encomiendas y responsabilidades diocesanas) que, por ejemplo, Uruguay (donde se nos decía desde el principio “bienvenidos, pero ustedes tienen que ganarse el derecho de piso”, es decir, han de ganarse el estar y la propia autoridad según lo que hagan y cómo lo hagan). Evidentemente esto condiciona la manera de situarse desde el principio. Uno de los mejores instrumentos de inculturación es la experiencia de trabajo, partiendo desde abajo y poco a poco ir trabajando en lo propio de cada persona, según ofertas y posibilidades. Siendo uno de tantos…
El proceso de inculturación ha dependido también mucho de la capacidad de escucha y acogida de la nueva realidad que encontrábamos. Con frecuencia, caíamos en comparaciones y juicios de la nueva realidad, poniendo como modelo la que traíamos de España. Esto se iba disipando en la medida que pasaban los años, y entonces caíamos en las comparaciones y juicios, igualmente estériles, de comparar a España con la realidad que en América vivíamos.
A lo largo de este tiempo, y habiendo estado en distintos países, experimento que la inculturación para mí consiste en dejar que sea Jesús y su Espíritu quien actúe. En definitiva, es Jesús quien se encarna y yo solo puedo ser su instrumento, y si desea a través de mí. No es solo un esfuerzo por mi parte, que también lo es, sino un dejarme hacer, valorando la realidad local y sus expresiones, adecuándome a ellas, pero sin confundir lo que yo he vivido en los distintos lugares con lo que tiene que ser. Respetar procesos e incentivar el protagonismo de todos. No puedo ser español, uruguayo, peruano y ecuatoriano al mismo tiempo. Son los propios del lugar quienes realmente encarnan el carisma y yo contribuir a la fidelidad del carisma y que el carisma siga vivo, acogiendo las distintas expresiones.
¿Qué contrastes has percibido entre el carisma Adsis y la vivencia de la fe que viven los pueblos latinoamericanos?
Excepto en Uruguay, con sus características propias, he percibido:La religiosidad popular con expresiones sencillas y profundas.
El carácter Mariano de la fe.
La referencia permanente a Dios en la vida cotidiana.
La práctica religiosa muy común en todos los ámbitos.
La capacidad de permanecer en la dificultad.
Luego de más de 30 años de Adsis en Latinoamérica, ¿en qué formas percibes hoy el carisma desde la interioridad, comunitariedad y compromiso?
Lo percibo más vivo. Con una interioridad que acoge también más elementos afectivos y no solo racionales. Integrando expresiones del pueblo real y no el que yo quisiera…
Generando fraternidad en todos los ámbitos. Una fraternidad, una comunitariedad, que se expresa en círculos concéntricos en el ser y que hacer de la comunidad, aprendiendo también de otros y con otros, dejándonos influir y afectar por otras realidades.
Y un compromiso cada vez más profético, involucrando a jóvenes y pobres en su propio desarrollo. Con más corresponsabilidad de todos, menos “mesianismo” y más eficacia evangélica desde el fermento de la levadura y la pequeñez de la mostaza…
¿Cómo sueñas Adsis para el futuro en Latinoamérica?
Comunidades pequeñas cuyo rostro lo marquen los hermanos y hermanas originarios. Con algunos hermanos y hermanas en vida en común y comunidades amplias, enraizadas en el Señor y viviendo la vocación como referencia de todos los ámbitos de la vida. Comunidades acogedoras, serviciales, sencillas y dándolo todo por el Reino. Alegres y sin más pretensión que estar presentes y ser testigos de las maravillas que el Señor hace en favor de los humildes, invitando a otros a la experiencia de fraternidad en los distintos ámbitos.
TONI GÓMEZ
Origen: Comunidades de Bilbao
Tiempo en Latinoamérica: 31 años
Recorrido en Latinoamérica: Del 92 al 97 en la comunidad de Ciudad Vieja, del 97 a la actualidad en Paso Carrasco. Uruguay
¿Cómo ves el proceso de inculturación de Adsis, a lo largo de estos años, en Latinoamérica?
Llegamos hace 33 años a Latinoamérica, con muchos proyectos, ilusiones, deseos de servir y de dar lo mejor que teníamos, cada una de las comunidades en cada uno de los lugares, con sus propias improntas, producto de los hermanos y hermanas concretos que fuimos llegando, desde nuestras propias maneras de ver la realidad socioeconómica, política, religiosa, eclesial… con nuestros procesos personales y los diferentes “mandatos” institucionales, todo esto más o menos consciente, más o menos trabajado, más o menos explicitado, más o menos asumido…
Trayendo lo vivido desde la comunidad de Uruguay me animo a compartirles que fuimos pasando a lo largo de todo este tiempo por diferentes escenarios con respecto a la inculturación del carisma.
Un acierto que marcó la manera de poner pie en este territorio fue llegar sin encomiendas, excepto las dos parroquias que nos dieron posibilidad de pertenencia, cercanía y vecindad, un lugar y espacio desde donde empezar a anclar la experiencia y desplegarla en lo cotidiano. Y salir a buscar trabajo, como todo el mundo que llega a un país distinto al suyo.
Con la propuesta de generar un proyecto de intervención social en cada una de las dos presencias en las que estábamos como herramienta de la Presencia, capitalizando así los aprendizajes traídos de nuestras comunidades de origen, fuimos pasando con los años a hacernos la pregunta que uno de los vecinos del asentamiento de Paso Carrasco nos hizo una vez: “¿vos me querés o me querés ayudar?”.
La pregunta por los vínculos, las personas, por cómo queríamos estar presentes, más allá del ser gestores de los proyectos, nos fue resituando en el barrio: vecinos entre vecinos, comunidad entre otras pequeñas comunidades de base en la parroquia, redefiniendo apuestas y maneras de ser presentes al servicio de La Presencia, entretejiendo nuestras vidas con las vidas de tantos y tantas con quienes transitábamos los caminos del Paso Carrasco, en una experiencia de casa abierta y pies en la calle que nos viene vinculando en identidad y pertenencia, abierta la vida a nuevos aprendizajes donde nuestros maestros y maestras son los niños y niñas y sus familias, las personas de la parroquia, adolescentes y jóvenes con quienes compartimos diferentes instancias, que nos van acercando sus lenguajes, sus miradas, que nos abren a nuevos mundos insospechados…
¿Qué contrastes has percibido entre el carisma Adsis y la vivencia de la fe que viven los pueblos latinoamericanos?
Uruguay, país laico por definición desde 1919, no era muy diferente a la sociedad española de la que procedíamos. Abriendo más la cancha, nos encontrábamos con otras experiencias religiosas (la umbanda, las iglesias pentecostales…), pero no teníamos un gran contacto con ellas. Miradas desde un lugar de escepticismo, cuando no de irrelevancia o de indignación, ante la manipulación de conciencias y bolsillos entre las personas más vulneradas…
Luego de más de 30 años de Adsis en Latinoamérica, ¿en qué formas percibes hoy el carisma desde la interioridad, comunitariedad y compromiso?
Formas nuevas, flexibles, danzantes con la vida, en apertura y respetuosas con los tiempos, lentos, de los procesos necesarios, formas inspiradas por la Ruah, que cuidan la vida y la salpican a otros y otras…
¿Cómo sueñas Adsis para el futuro en Latinoamérica?
Es un sueño-deseo: dejándonos vivir-llevar-atravesar-nutrir-cuidar-danzar en las alas de la Ruah, en el Misterio de la Vida, saboreando (de sabor y de sabiduría) lo que en lo cotidiano se nos regala de Presencia Amorosa y tejiendo lo encontrado con otros, otras y otres con los que se entrecruzan nuestros caminos.
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