Fratelli Tutti está escrita en un momento de crisis de la humanidad. La fraternidad es un asunto crucial en esta hora especialmente crítica donde la pandemia del coronavirus no ha hecho más que radicalizar la crisis social, económica, política y ecológica. Tiene tono de apercibimiento, como ya lo fue Laudato Si. Al estilo de la denuncia profética supone un aldabonazo para las conciencias. Se trata de “una encíclica social”. Recopila, para poner modo y orden, aportaciones del papa Francisco sobre la dimensión social de la fe cristiana.
DOS FIGURAS Y UNA PARÁBOLA-ICONO
El papa comienza con una alusión inspiradora en San Francisco de Asís del que toma el título “Fratelli tutti”, cuando se dirige a todos los hermanos y hermanas para proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio (Admoniciones 6,1). Y se fija espacialmente en un momento de su vida en que visita al Sultán Malik-el- Kamil. Este gesto, realizado en plenas cruzadas, muestra un deseo de fraternidad abierta y universal que refleja la intención de la encíclica.
La otra figura será Carlos de Foucauld y con ella concluye el texto. “Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano (…) Quería ser, en definitiva, «el hermano universal». Pero sólo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos”.
En el capítulo segundo propone una parábola-icono: El buen samaritano (Lc 10, 25-37). Ella expresa especialmente la fraternidad abierta al “extraño en el camino”. Allí desglosa especialmente los personajes: los salteadores del camino, los que pasan por el camino mirando a otro lado, el hombre herido y finalmente el forastero. “El samaritano fue quien se hizo prójimo del judío herido. Para volverse cercano y presente, atravesó todas las barreras culturales e históricas. La conclusión de Jesús es un pedido: «Tienes que ir y hacer lo mismo».
LAS DENUNCIAS DEL PAPA FRANCISCO
El papa parte de una fuerte denuncia que se enmarca en un mundo especialmente amenazado. Un ataque contra la humanidad grave y de gran alcance. Señala algunas de estas “sombras en un mundo cerrado”:
“Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos”.
“Se alienta también una pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más”.
“Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar, en una pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos”.
“Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites”.
“La organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones”.
“Hay millones de personas —niños, hombres y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud”.
“Hay miedos ancestrales que no han sido superados por el desarrollo tecnológico; es más, han sabido esconderse y potenciarse detrás de nuevas tecnologías.”
“Las mafias que se presentan como «protectoras» de los olvidados, muchas veces a través de diversas ayudas, mientras persiguen sus intereses criminales”.
“La pandemia de Covid-19 y otras pandemias desenmascaran nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades”.
“Tanto desde algunos regímenes políticos populistas como desde planteamientos económicos liberales, se sostiene que hay que evitar a toda costa la llegada de personas migrantes. Es la cultura del muro”.
“Hay otra manera de hacer desaparecer al otro, que no se dirige a países sino a personas. Es la pena de muerte”.
“Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas” y potenciando “nuevas formas de colonización cultural”.
OCHO TEMAS DE FONDO
El amor fraterno
“Las siguientes páginas no pretenden resumir la doctrina del amor fraterno, sino detenerse en su dimensión universal, en su apertura a todos”.
Antropología de la fraternidad
Una de las constantes del papa es la insistencia en la dimensión comunitaria de la antropología cristiana frente a los reduccionismos individualistas. “Cada uno es plenamente persona cuando pertenece a un pueblo, y al mismo tiempo no hay verdadero pueblo sin respeto al rostro de cada persona. Pueblo y persona son términos correlativos”.
Fraternidad universal y amistad social
Esta es una de las cuestiones centrales y recurrentes que forma parte del título de la encíclica. La tensión necesaria entre el sabor local y el horizonte universal. Frente a universalismo de la globalización y el cerramiento en privilegios de los grupos y naciones propone este dinamismo en salida. “La fraternidad universal y la amistad social dentro de cada sociedad son dos polos inseparables y coesenciales”. Nadie madura ni alcanza su plenitud aislándose. Por su propia dinámica, el amor reclama una creciente apertura, mayor capacidad de acoger a otros, en una aventura nunca acabada que integra todas las periferias hacia un pleno sentido de pertenencia mutua. Jesús nos decía. “Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23,8). (95)
Amor personal y amor político
La dimensión de la caridad social y política es resaltada en la estela de la Doctrina Social de la Iglesia. “El amor no solo se expresa en relaciones íntimas y cercanas, sino también en las “macro-relaciones”, como las relaciones sociales, económicas y políticas”. Esta fraternidad supone pasar de ser socios a ser hermanos “Los que únicamente son capaces de ser socios crean mundo cerrados” que están juntos por “determinados intereses”. Así la libertad y la igualdad no bastan sin la fraternidad. El don y la exigencia cristiana apuntan a la fraternidad.
La acogida desde los últimos
La fraternidad se construye desde los últimos. “Mientras nuestro sistema económico y social produzca una sola víctima y haya una sola persona descartada, no habrá la fiesta de la fraternidad universal“. Esta fraternidad nos hace “responsables de la fragilidad de los demás” y nos invita al cuidado del otro.
Diálogo, pacto y consenso
El papa Francisco insiste en la novedad de la fraternidad como encuentro. Romper los límites de las fronteras para enriquecernos en lo diverso, lo distinto, lo diferente. Así propone la ofrenda recíproca entre Oriente y Occidente. En el diálogo de los diferentes siempre nace una nueva síntesis, un mestizaje. Será necesario asumir la cultura del diálogo como camino, la colaboración común como conducta, el conocimiento recíproco como método y criterio.
La reconciliación entre hermanos
Una de las aportaciones más significativas de la encíclica son una serie de acotaciones sobre los procesos de reconciliación y de paz. “En muchos lugares del mundo, se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia. Es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se abre a una esperanza común más fuerte que la venganza”
La fraternidad que brota de las religiones
“Los creyentes pensamos que sin una apertura al padre de todos no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que “solo con esa conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros”.
PROPUESTAS CONCRETAS
- Una reforma de la ONU así como de la arquitectura económica y financiera internacional encaminada a pensarse y alcanzar una familia de naciones.
- El protagonismo de los movimientos populares y la participación social de los empobrecidos. Asegurar: tierra, techo y trabajo para todos.
- Nunca más la guerra. Con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares, constituir un Fondo Mundial.
- La abolición de la pena de muerte en todas sus formas y la mejora de las condiciones carcelarias, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad.
- Legislación global para las migraciones. Sociedades abiertas que integran a todos.
- Reproponer la función social de la propiedad, subordinando la propiedad privada al destino universal de los bienes.
- Revisar el pago de la deuda externa.
Por Peio Sánchez