Del 13 al 16 de octubre, Valladolid se convirtió en el epicentro de un encuentro juvenil único e inspirador: El Brote. Lo que comenzó como una conversación casual evolucionó rápidamente hacia la creación de un espacio inédito para los jóvenes. Durante esos cuatro días, El Brote exploró cuestiones contemporáneas y abrió un diálogo valiente sobre temas que van más allá de los límites convencionales. Descubre cómo este encuentro inesperado se convirtió en una plataforma vibrante para la reflexión, el diálogo y el crecimiento colectivo.
¿Cómo surgió la idea de organizar este encuentro de jóvenes de grupos de fe y de reflexión en Valladolid?
La idea nace de la manera más tonta posible en casa de Sara nuestra compi de grupo de Valladolid. Nos habíamos juntado unos cuantos amigos para cenar ya que venían algunos amigos y amigas de Bilbao con motivo de que al día siguiente iniciaban expedición hacia Lisboa, a disfrutar de la JMJ, y pues poniéndonos al día de unas cosas y de otras descubrimos la necesidad grupal de vernos y compartir un espacio diferente al que solemos compartir. En ese momento nace el Brote como idea de nacer, de florecer y de rebrotar en nuevas cosas, proyectos, ideas… Con esta idea tan loca y poco pensada se nos ocurre la posibilidad de que quizá se pueda incluir en este encuentro (de momento muy pero que muy ficticio) a personas que en un pasado han pertenecido a grupos de jóvenes pero que por cosas de la vida ya no siguen.
¿Cuál es el objetivo principal del evento y cuáles son las expectativas que teníais respecto a la participación de los jóvenes?
El objetivo principal como siempre es, VERNOS y COMPARTIR. Pero es cierto que el objetivo concreto de este evento fue la idea de compartir, hablar, indagar y conocer temas que interesan a los jóvenes hoy en día como sociedad, ya que el resto de encuentros a los que solemos ir están más enfocados en la idea de reflexión e introspección individual y nos apetecía algo que más que enfocado a nuestras necesidades propias estuviera más enfocado en el resto, en que piensan el resto de jóvenes y en que fuera algo EXTERIOR más que INTERIOR.
Creo que lo mejor del BROTE fue que no había expectativas ya que era algo nuevo, los organizadores nos centramos en tratar de que no hubiera expectativas porque era la primera vez que nos adentrábamos en algo tan complicado (aunque no lo parecía) como es organizar algo así desde cero. La respuesta de los jóvenes a la hora de participar fue increíble, no nos esperábamos que tuviera tan buena acogida y esta circustancia también, siendo sinceras, nos agobió un poco porque no queríamos que saliese nada mal.
¿Qué temas destacados se abordaron durante el encuentro? ¿Cómo seleccionasteis estos temas?
Uno de los objetivos del encuentro de El Brote, era dejar a un lado la introspección que normalmente llevamos a cabo en los encuentros de comunidades juveniles y redirigir la mirada al mundo exterior en el que vivimos y con el que nos relacionamos. Así, decidimos configurar el hilo conductor del fin de semana entorno al documental del Papa «Amén: Francisco responde». En él, diez jóvenes de todo el mundo conversan y trasladan al Papa, el máximo exponente de la iglesia católica, sus preocupaciones en cuanto a diferentes cuestiones sociales presentes en nuestra sociedad. Temas como el aborto, los abusos en la Iglesia, la comunidad LGTBIQ+, el papel de la mujer en la iglesia y la pornografía.
Sin embargo, se nos quedaba corto. Teníamos la necesidad de ir más allá de estos 5 temas. Entonces, decidimos preguntar a los que participarían en el encuentro, qué temas les preocupa a ellos hoy, de qué temas les gustaría hablar con el Papa si fuesen uno de esos diez jóvenes. A partir de las aportaciones que expusieron en la preinscripción del encuentro, nos pareció importante poner sobre la mesa otros temas como la salud mental, los jóvenes adultos, el ecologismo, la cultura del odio, la iglesia como institución y la concepción de lo que es la vida.
¿Qué tipo de dinámicas o actividades se planificaron para fomentar la reflexión y el diálogo entre los participantes?
Se plantearon muchos debates en diferentes formatos. Primero se vio el documental del Papa que era entorno a lo que giraba el encuentro. El sábado por la mañana fue más enfocado en ir viendo tema por tema de manera individual con diferentes puestos repartidos por espacios, por la tarde fue un debate por grupos en la que los jóvenes pudieron elegir el tema que más les interesaba o les generaba curiosidad para poder debatir sobre ello, y el Domingo fue una reflexión/debate abierto sobre lo que habíamos vivido el fin de semana.
¿Tenéis planes de organizar futuros encuentros similares? ¿Cómo esperáis que evolucione este tipo de iniciativas en el futuro?
Es una muy buena pregunta la verdad, es algo que cuando nos reuníamos todas las semanas para organizar el BROTE siempre nos preguntábamos y no sabíamos muy bien como enfocar su periodicidad.
La idea de organizar futuros encuentros o ediciones del brote es un SI rotundo, todos y cada uno de los organizadores queremos que El Brote se siga realizando y más con la acogida que tuvo por parte de acompañantes, jóvenes, pastoral…
Hablando de manera personal, como Irene Álvarez, me gustaría que El Brote evolucionase hacia temáticas que nos interesen a los jóvenes. Por ejemplo, esta primera edición ha sido de temas generales que nos interesaban, para informarnos, hablar y compartir e igual cuando se plantee el hacer la segunda edición del Brote los temas que nos interesan pues son la gestión de emociones y la salud mental en los jóvenes hoy en día (por poner un ejemplo). Al final creo que todo sería hablar entre todos sobre qué cosas nos apetecen, o nos interesan de manera general.
Por otra parte, queríamos que El Brote fuera un proyecto de todos, despertó en la primera edición en Valladolid con organizadores de todas las comunidades autónomas, pero quien sabe si la segunda edición se llamará El Brote, o la organizaremos los mismos o donde será. Con esto quiero decir que nosotros simplemente pusimos la semilla y nos gustaría que fuese algo de todos los jóvenes, que cualquiera al que le motive y le guste pueda formar un equipo de organizadores y proponer otro evento, de las mismas características o completamente diferente.
En resumen y como conclusión queremos que no se pierda la esencia, las ganas y la motivación de todos los jóvenes que acudieron al brote, de seguir tratando de hacer el mundo un poco mejor, de compartir, de debatir, de buscar soluciones…
¿Qué lecciones habéis aprendido de la organización de “El brote” que se podrían aplicar en futuras ediciones?
Es una pregunta complicada, yo personalmente pensé que el organizar algo así desde cero iba a ser más sencillo de lo que realmente es. Al final son un montón de cosas que hay que tener en cuenta; seguros, inscripciones, formularios, menú, albergue, desplazamientos…
Pese a que fuera más de lo que pensábamos creo que el equipo organizador ha hecho un esfuerzo muy grande en que todo salga adelante, como pasa en el resto de las experiencias, pero es verdad que hasta que no te pones a hacerlo no sabes todo el trabajo que conlleva. Hemos tenidos muchas manos que nos han ayudado a que fuese todo un poco más liviano; Julen, Javi, el equipo de pastoral, acompañantes, jóvenes…asi que por esa parte estamos súper agradecidos de que todo el mundo haya querido involucrarse en que El Brote saliese adelante de la mejor forma posible.
Enfocándome más en la pregunta creo que la lección más grande que hemos aprendido es que hay que tener todo muy organizado: tiempos, horarios, logística… porque hay cosas que parece que no tienen importancia, pero todo al final termina sumando.
De manera general creo que la lección más grande que personalmente he aprendido es lo importante que es trabajar en equipo puesto en práctica, porque al final de manera teórica todos sabemos la lección.