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En Octubre el Defensor del Pueblo ha publicado en España el “Informe sobre los abusos sexuales en la Iglesia Católica y el poder de los poderes públicos. Una respuesta necesaria”.

No nos corresponde valorar este informe, únicamente decir que compartimos la necesidad de escuchar el dolor de las víctimas y la convicción de que “los abusos sexuales en la Iglesia católica son un grave problema social y de salud pública, que ha causado múltiples daños”. Esta situación se agrava porque “la respuesta de la Iglesia católica, al menos a nivel oficial, ha estado caracterizada durante mucho tiempo por la negación o la minimización del problema”.

“A los problemas indicados debe añadirse que las víctimas no han obtenido reparación del daño causado ni suficiente apoyo por parte de las instituciones a través de los mecanismos actualmente existentes”. Es urgente “dar una respuesta a una situación de sufrimiento y de soledad que durante años se ha mantenido, de una u otra manera, cubierta por un injusto silencio”.

Este sufrimiento de las víctimas nos sacude y nos hace preguntarnos de nuevo qué podemos hacer. Todo menos quedarnos indiferentes. Entonces no habría servido de nada la valentía de las víctimas que se atrevieron a mostrar sus entrañas heridas.

Quizás no nos ha tocado escuchar de cerca el testimonio de alguna víctima. Pero todos y todas vivimos rodeados de niños, niñas, adolescentes, jóvenes o personas en situación de vulnerabilidad que en algún momento pueden ser víctimas de un abuso sexual. Prevenir el abuso sexual, promover una cultura  del cuidado de cada persona, especialmente de las más vulnerables, cuidar la vida en riesgo, sí nos corresponde.

El Equipo de Prevención de Abusos Sexuales del Movimiento Adsis cada año tratamos de inventar la forma de hacerlo. Este año nos hemos centrado en acompañar a personas que (en parroquias, escuelas, centros juveniles o grupos de voluntariado) están en contacto directo con adolescentes y jóvenes. Nos preocupa ver cómo el abuso sexual está creciendo entre adolescentes y jóvenes.

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CURSO ONLINE DE PREVENCION DE ABUSOS SEXUALES PARA ACOMPAÑANTES DE ADOLESCENTES Y JÓVENES

El 18 de febrero, en la parroquia Nuestra Sra. de las Rosas de Madrid, tuvimos una jornada formativa con jóvenes acompañantes de otros jóvenes. Para compartir lo que allí vivimos, nada mejor que escuchar a Jose Manuel, acompañante de jóvenes de la parroquia.


José Manuel

Acompañante de jóvenes parroquia Las Rosas. Madrid. España
 


En ese encuentro me pareció muy interesante la reflexión sobre lo que era abuso y lo que no, y la forma de reaccionar cuando alguien nos confía una situación de este tipo.

También me ayudó a tener más cuidado en mi forma de relacionarme con los jóvenes y ser más consciente de que el acompañante es la referencia y que existe una relación “de poder/autoridad”, aunque nos llevemos muy bien”.


Queríamos también que los y las jóvenes de diferentes realidades culturales pudieran encontrarse, aprender y buscar juntos cómo ser una “Comunidad UpStander frente al abuso”. Por eso entre abril y mayo realizamos un curso on line de “Prevención de Abusos sexuales para adolescentes y jóvenes”. El curso constó de 4 sesiones en las que participaron 33 jóvenes, y algunos/as no tan jóvenes, acompañantes de adolescentes y jóvenes de Perú, Chile, Ecuador, Argentina, Bolivia y España.


Malhy Moya

Acompañante de niños y adolescentes, El Callao, Perú
 


El curso nos abrió la mirada y tuvo un impacto profundo en la manera de entender el abuso sexual y de acompañar a los jóvenes. Aquí nos lo cuentan algunos y algunas de los/las que participaron.

“En el curso descubrí que el cuidado de la vulnerabilidad amenazada puede ser apasionante”

“Transcendí el miedo hacia el compromiso amoroso”


Nieves González

Acompañante de jóvenes, El Alto, Bolivia
 


“En las relaciones con los jóvenes que acompaño estoy con mayor disposición para la escucha y acogida, posibilitando un clima de confianza que favorezca la comunicación”

“En el curso descubrí que los abusos sexuales y de poder son realidades que están naturalizadas en nuestra sociedad, y por eso hay que tratarlos a fondo para prevenirlos”

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El reconocimiento de esta realidad es un proceso. Forma parte de este, conectar con las resistencias personales y colectivas ante el malestar que genera saber y reconocer que los abusos suceden en nuestros contextos, comunidades y familias. Estamos en camino, vamos nombrando descubrimientos, novedades, “me di cuenta”, “tomé conciencia de” ...


Nerea Palomo

Acompañante de jóvenes, Pamplona, España
 


“Descubrí lo importante que es la atención a cómo se relacionan y si existen cambios en su manera de ser y estar”

“Aprendí la importancia de tener lugares seguros donde exista una relación de confianza”


Formar parte de una comunidad cada vez más grande de personas conscientes de los abusos no solo nos da esperanza, nos abre el camino ante nuevos retos y desafíos sobre cómo pensar nuestros contextos, cómo reconocer factores de riesgo y potenciar factores de cuidado de nuestros ambientes, qué cambios y transformaciones deben acontecer en nuestros modos de vinculación, comunicación y relación ante la tarea que tenemos de acompañar y promover a jóvenes y adolescentes.


Nicolás Arriaga

22 años, Temuco, Chile
 


“Bueno, lo que descubrí en el curso fueron métodos y estrategias para identificar y abordar alguna situación donde se vea que hubo un abuso de por medio. Descubrí cómo poder forjar un lugar seguro para aquellas personas, en este caso niños, niñas y jóvenes, que lo necesitan”.

“Los cambios que se han producido en mí a partir del curso fueron muchos. En un comienzo pensé que sobrellevar situaciones de este tipo, especialmente con niños, niñas y jóvenes, iba a conllevar un desgaste inimaginable, tanto emocional como psicológicamente, sin embargo, con el pasar de los días entendí que no sería así, sino que me ayudaría a ser mucho más empático y me ayudaría a conectar con las personas que necesitan de esa ayuda y con sus emociones.

Después del curso tuve la oportunidad de brindar ese lugar seguro a una persona, y sin duda, gracias a la formación, lo pude hacer. El día de hoy me siento con las herramientas necesarias y con la actitud de poder brindar todo lo aprendido y, obviamente, de seguir ayudando”.


Cristina Arias

22 años, Temuco, Chile
 


“En el curso descubrí principalmente que no estaba en lo absoluto preparada para enfrentar situaciones como las planteadas y que debía trabajar muchos aspectos a nivel personal, para lograr ser de ayuda en comienzo para los niños con los cuales realizamos las actividades de voluntariado.

En mi se generó un cambio bastante grande en relación a lo aprendido durante el curso y se vincula directamente con el generar conciencia de las actitudes y señales que pueden estar dándonos las personas a nuestro alrededor en busca de ayuda, todas las cuales antes no veía, o bien no prestaba la suficiente atención para verlas, aprendí a estar más alerta respecto a esto”

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Yesica Martínez

30 años, Quito, Ecuador
 


“Descubrí que en la actualidad la violencia sigue siendo generalizada mediante patrones de conducta que se van adaptando con el transcurso de las generaciones, se puede detectar signos de alarma en una persona violentada cuando se aísla de un grupo social, llora o manipula objetos que le causen algún daño, hay siempre que estar alerta y ayudar con compasión al que lo necesita”.

“En un mundo donde la violencia es generalizada tanto por género, condición social o cultural me he involucrado en actividades que generen la conciencia social en el juego de roles, lecturas actualizadas de diferentes partes del mundo en el que explican cómo disminuir las cifras alarmantes que aumentan cada día a causa de la violencia sexual. Siempre hay que escuchar a un niño, niña o adolescente que ha sufrido un hecho de violencia y orientarle por instituciones que brindan apoyo generando un apego de impacto social en la familia que contribuyan con su estado emocional y su interacción social”.


Camila Alfaro

24 años, Córdoba, Argentina
 


“En el curso descubrí que el abuso sexual es una problemática que se naturaliza y se encubre mucho y que no quiero ser indiferente, me quiero involucrar.

A partir del curso siento que presto más atención a cosas que antes no, como formas de prevención o de estar atenta ante algún signo de alerta”.


Nombrar y reconocer tanto dolor, tanto daño nos hace decir como A. Camus: «en medio del odio me pareció que había dentro de mí un amor invencible. En medio de las lágrimas me pareció que había dentro de mí una sonrisa invencible. En medio del caos me pareció que había dentro de mí una calma invencible. Me di cuenta, a pesar de todo, que en medio del invierno había dentro de mí un verano invencible. …»1.

Decimos junto a estos relatos que “ante tanto abuso constatado, nos pareció reconocer que dentro nuestro hay un deseo de cuidado invencible”

Equipo de Prevención de Abusos Sexuales del Movimiento de Comunidades ADSIS
equipodeprevencionadsis@gmail.com

 

1 El verano 1953