En Ñucanchiguasi ha sido un año intenso aderezado, como siempre, con dos ingredientes principales: el esfuerzo de los voluntarios y las sonrisas de los niños. Y lo cierto es que ya no sabemos cual de los dos sostiene el proyecto, aunque a veces pensamos que son las sonrisas que llegaron primero; el esfuerzo apareció después como fruto maduro y fecundo del compromiso.
Ya hace tres añitos que comenzamos a rodar y la criatura empieza a hacerse mayor y no sólo sonríe sino que comienza a hablar y a decir lo que necesita, lo que quiere. Este año nos ha hablado de nuevos retos, de la necesidad de estar más cerca de las familias y conocer sus necesidades (la crisis, por cierto, se va notando y hay situaciones más precarias), nos ha hablado también de la necesidad de coincidir en la calle con los chiquillos, especialmente con los adolescentes y de seguir trabajando y apoyando en lo académico y lo humano a los más pequeños. Lo que no ha cambiado es la intención de compartir con la gente, desde la vecindad y la apuesta por estar. En este sentido se han incrementado las actividades de encuentro lúdico sin más pretensión que pasarlo bien y conocernos más.
Otra novedad importante de este año es la incorporación de nuevos voluntarios y voluntarias que están bebiendo ese rico cóctel en el que se combinan las sonrisas, el esfuerzo y el compromiso.
(Si te interesa conocer este proyecto y, eventualmente, colaborar puedes llamarnos al fono: 67210619)
*Ñucanghiguasi (“nuestra casa”) es un proyecto de trabajo con familias inmigrantes (peruanas y ecuatorianas principalmente) que viven en el barrio Universitario. Se trata de ofrecer actividades de refuerzo escolar, alternativas lúdicas y apoyo a las familias a niños escolarizados y no escolarizados.
