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Remigia tiene 49 años y, como la mayoría de mujeres indígenas de las zonas rurales de Bolivia, no tuvo la posibilidad de ir a la escuela. Esta es la historia de cómo ha llegado a Secretaria a Ejecutiva de la Federación de Comunidades Interculturales y de las claves para hacer que muchas mujeres también lo consigan.

En el área rural de Chimoré hasta hace 20 años no existían escuelas en las comunidades, por lo que los niños y niñas que vivían en ellas tenían que recorrer muchísimos kilómetros para asistir a clase. Debido a ello, y porque los recursos económicos de estas familias siempre fueron muy escasos,únicamente eran los hijos varones los que iban a la escuela, ya que se pensaba que ellos serían los que mantendrían a la familia y tendrían que relacionarse públicamente. Las mujeres, por su parte, eran relegadas al ámbito doméstico, donde no hacía falta saber leer ni escribir y, ni mucho menos, hablar en público.  En el caso de Remigia, además, pertenecer a una familia de 13 miembros la condicionó a tener que realizar tareas del hogar y del campo desde muy pequeña. La escuela, para ella, era una utopía.

A pesar de ello, Remigia siempre fue una niña muy independiente que tuvo muy claro que aunque no pudiera ir a la escuela quería valerse por si misma, de manera que con tan solo 19 años se marchó a vivir a la capital, Chimoré, donde consiguió tener su propio chaco (un pequeño terreno) para cultivar alimentos y ser así autosuficiente. Elsindicato de su organización campesina enseguida se fijó en ella y la eligió como secretaria de Hacienda (lo que aquí vendría a ser gestionar la tesorería de una orgaización).  Era la única mujer del sindicato y, naturalmente, no sabía leer ni escribir.

Fue en ese momento cuando, casi sin darse cuenta, comenzó su camino como dirigente política, un camino que no fue nada fácil debido a las actitudes machistas de muchos hombres y también muchas mujeres que se encontró por el camino y que no entendían cómo una mujer podía y quería ocupar estos espacios públicos. A pesar de ello, gracias a su empeño y el apoyo y formación que recibió por parte de otros hombres y mujeres que sí creían en la igualdad y en sus capacidades políticas, Remigia llegó a ser Concejala Municipal y actualmente es Secretaria Ejecutiva de la Federación de Mujeres de Chimoré, espacio de representación y defensa de los derechos de las mujeres del municipio.

Hoy el sueño de Remigia es que, a diferencia de lo que le pasó a ella, todas las mujeres cuenten con las mismas oportunidades y conocimientos que los hombres para desarrollarse profesional y públicamente y sean capaces de organizarse para tomar sus propias decisiones: “Ahora veo –nos comenta Remigia- que mis compañeras ya hablan y participan en las organizaciones. Pero la discriminación no ha terminado todavía”.

Ciertamente,  algunos dirigentes todavía no valoran a las mujeres en estos cargos y la incorporación del sexo femenino al ámbito público y su participación social y política todavía debe enfrentarse a múltiples barreras culturales, económicas y sociales que se traducen en discriminación y subordinación, barreras que se agudizan en las zonas rurales de los países donde las desigualdades marcan el día a día, como es el caso de Chimoré.

Precisamente para hacer caer estas barreras, desde Fundación Adsis, en coordinación con la ONG local INDICEP (Instituto de Investigación Cultural para Educación Popular) y el apoyo del Gobierno Vasco, estamos llevando a cabo el proyecto“Fortalecimiento de la Gobernabilidad Municipal de Chimoré a través de la participación ciudadana de mujeres indígenas”, un proyecto cuyo objetivo es sensibilizar y formar a las mujeres y hombres de Chimoré acerca de la necesidad e importancia de contar con mujeres en las organizaciones sociales y de crear espacios de encuentro entre el Gobierno Municipal y la población para lograr el ejercicio pleno de los derechos a las mujeres y su participación en los espacios de decisión.

Y es que únicamente si las mujeres se incorporan de manera activa en la vida pública podrán satisfacer sus propias necesidades económicas, sociales y culturales.

Valle Ramos
Cooperación al Desarrollo 
Fundación Adsis