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No está el horno para bollos, dirán. Pero ¿cuándo lo ha estado? Los años de bonanza de unos suelen ser los de penuria para muchos otros. Las alegrías de unos vienen unidas a los infiernos que otros, silenciosamente, padecen.

Por lo tanto, quitémonos esa etiqueta de agoreros que solemos llevar encima los ecologistas. Demasiadas veces se han cumplido las malas previsiones que avisábamos (por ejemplo con el Cambio Climático), pero no podemos ir siempre de profetas de desgracias. Hay que hacer denuncia fuerte y a la vez proponer caminos de esperanza. Y de hecho las organizaciones medioambientales desde hace años ya lo hacen. Otra cosa es que no se quiera escuchar sus propuestas…

Moises y los mares sucios

Moises y los mares sucios

Así que a pelear con ambas manos, la realidad dura y el futuro aún posible. La maldad que genera caos y dolor y la esperanza bien cimentada que abre futuro.

Tu ¿dónde apoyas toda esa realidad? ¿Te desesperas o buscas hacer algo? ¿Te quedas en limpiar suciedades o luchas contra los que ensucian? ¿Riñes a otros o empiezas a ser tú mismo más limpio?

Animo, caminemos juntos que la casa es de todos.