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Tirando del hilo de la Cuaresma y de los sacrificios que nos educan veía el otro día aquello de ayunar en el consumo de envases y plásticos. Me parece muy ajustado al sentido de reencontrar una vida más sencilla y menos “artificial”.

Dicen que en el futuro seremos conocidos como los que vivieron en la “Era del Plástico”. Y es verdad, hoy el plástico en nuestras vidas es a la vez imprescindible y peligroso. Peligroso primero en el sentido de su posible toxicidad y recordamos la campaña ganada hace años por Greenpeace para que se suprimieran ciertos agentes químicos (ftalatos) en los plásticos para juguetes infantiles (asusta pensar que pueda ser cancerígeno el juguete que muerde un bebé y que no sean las empresas las que lo supriman al menos por precaución). Peligroso también porque si se incinera genera gases tóxicos, incluidas las venenosas dioxinas. Y peligroso, en fin, porque su acumulación en el vertedero universal que son los océanos empieza a ser ya preocupante, sobre todo si pensamos que se pueden incorporar ya a nuestra cadena alimenticia.

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Quizás habéis visto ya esas imágenes espantosas de aves marinas, tortugas o cetáceos totalmente ahogados, enredados o intoxicados por restos plásticos. También los científicos alertan de los micro-residuos, que forman una especie de sopa difícil de limpiar, cuyos efectos ecológicos aún no sabemos calibrar.

Casi todo el plástico producido alguna vez todavía existe, no se ha degradado. Y se cree que la producción y vertido todavía crecerá mucho en los próximos años. Es bueno saber que los países más contaminadores actualmente son los asiáticos, que están creciendo económicamente de la peor manera, parece. China es, con diferencia, la mayor contaminante de plásticos.

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De todos modos al mar, a los seres vivos y a nuestros propios organismos no les importa quién lo produce, les daña su alarmante acumulación.

Como consumidores podemos hacer mucho. Este es el típico ejemplo donde sí deberíamos ya estar cambiando las cosas, porque dependen de nuestros hábitos de compra y uso (otro dia hablaremos del reciclaje).

El uso de bolsas de plástico en los comercios empieza a estar ya regulado para reducir su volumen (un millón de bolsas por minuto a nivel mundial). Podríamos acostumbrarnos a no usarlas y a reutilizar las que necesitamos tener. También podemos evitar el uso de envases, retornando a las botellas de vidrio por ejemplo. Seguro que cada uno puede pensar qué plásticos innecesarios podría evitar consumir (en mobiliario, materiales de oficina, ropa y sobre todo en envases y embalajes).

En inglés, lo explican breve y claramente en este video de National Geographic:

¿Qué opinas, seremos capaces de redirigir nuestro estilo de vida en este aspecto? ¿Cómo puedes tú empezar a cambiar las cosas? A no ser que prefieras ser un fósil plastificado… Animo.

Créditos: Foto de portada. Niños en India. De vozdelmuro.net

 

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Pedro Jiménez

Biólogo y cura Adsis