“Este año es una experiencia piloto, trabajando en un campamento; no teníamos ningún contacto con anterioridad. Nos reunimos con una dirigente y le propusimos trabajar con niños, y eso es lo que hacemos ahora, inculcándole valores: la responsabilidad, la amistad y la familia”,
Simón Tier
25 jóvenes misioneros están participando en distintas actividades sociales, colaborando con las Parroquias San Pío X y San Pablo, en una experiencia de fe tanto para la comunidad, como para los propios misioneros.
Mediante el estrecho vínculo de la comunidad Adsis con nuestra Diócesis, Misiones huellas, nuevamente, se hizo presente en Valdivia, siendo la primera experiencia de este tipo, que se realiza fuera de Santiago. El año pasado llegaron jóvenes del movimiento Adsis, y este año fueron muchos más, pertenecientes a distintas pastorales Universitarias de Santiago, además de algunos llegados desde Temuco, y otros pertenecientes a las comunidades valdivianas. El trabajo misionero consiste en apoyar el trabajo de los comedores de las Parroquias San Pablo y San Pío X, visitas a enfermos, y actividades con niños en ambas parroquias y el campamento Girasoles.
“Llevo como diez años trabajando en misiones, pero esta es mi primera vez en un campamento, y como en todos estos entornos hay realidades que son duras, en las que también se ven envueltos los niños, lo que es impactante”, comentó Simón Tier, que está trabajando en el campamento, atendiendo a una veintena de niños.
“Las comunidades son muy vivas. Aquí viven la fe profundamente, sin tener estudios de teología. Lo único que hemos recibido ha sido enseñanza de parte de ellos. Hemos crecido espiritualmente mucho con las personas de las Parroquias, el campamento y los enfermos que hemos visitado han estado muy agradecidos”, expresó Javier Sandoval, estudiante de la Universidad de la Frontera.
Ambas comunidades se organizaron para acoger a los muchachos en las casas de los propios feligreses. “Ellos no han acogido de una forma impresionante. En mi caso, la familia nos ha recibido con mucho ánimo y mucho cariño, entregándonos parte de su vida diaria”, señaló Javier.
“Nosotros como comunidad estamos muy contentos con este trabajo. Aunque nos ha tocado lluvia, los chicos de Santiago están contentos por eso. Para nosotros es motivo de mucha alegría compartir con jóvenes, que dejan parte de sus vacaciones para estar con nosotros”, mencionó don Tito Quilaqueo, ministro de comunión de la Parroquia San Pío X.
Este viernes concluirá la Misión con un carnaval por las calles de las poblaciones, que marcaron las huellas de estos jóvenes misioneros, que esperan volver el próximo año.