En el reloj de la familia, cada segundo es un suspiro del regalo que es la vida compartida. El tiempo se detiene y corre a prisa, exprimido al máximo y sin respiro alguno en el que poder apreciar la parsimonia de la vida, pasar en el lento caminar de las manecillas.
Sobre la esfera de nuestro tiempo, el personal y el de pareja, apareció el hermoso reflejo de la familia en el remanso que supuso Larrea, en Zornotza-Amorebieta (Bizkaia), para cuantos disfrutamos de una experiencia agradecida, entusiasta, alegre... bendecida.