Algo cambió en la Iglesia cuando el 28 de julio de 2013, a la vuelta de la JMJ de Rio de Janeiro, el papa Francisco respondía a una pregunta sobre algunas informaciones recientes sobre un posible “lobby gay” en el Vaticano. “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, señalaba elPontífice a una periodista italiana. Esta nada ino cente frase papal sacó del armario o de las sacristías la labor de acompañamiento que muchos llevaban haciendo años a la comunidad LGTBI.