Los océanos contienen la mayor parte del agua del planeta y también la mayor variedad de seres vivientes, muchos de ellos amenazados por diversas causas.
La Creación es un proyecto del amor de Dios hacia toda la humanidad.
Nuestra solidaridad con la “casa común” nace de nuestra fe.
Recemos este mes para que los políticos, los científicos, los economistas trabajen juntos por la protección de los mares y de los océanos.
Recemos por los sacerdotes para que, con la sobriedad y la humildad de sus vidas, se comprometan en una solidaridad activa, sobre todo, hacia los más pobres.
Recemos por los jóvenes, especialmente los de América Latina, para que, siguiendo el ejemplo de María, respondan al llamado del Señor para comunicar la alegría del Evangelio al mundo.
No nos dejemos robar el entusiasmo misionero y recemos para que los consagrados y las consagradas despierten su fervor misionero y estén presentes entre los pobres, los marginados y con los que no tienen voz.
Recemos para que los jóvenes del continente africano tengan acceso a la educación y al trabajo en sus propios países.
África es un continente rico, pero la riqueza más grande, más valiosa de África, son los jóvenes.
Ellos deben poder elegir entre dejarse vencer por la dificultad o transformar la dificultad en una oportunidad.
Agosto 2018. El Video del Papa: Ninguna familia es perfecta.
El amor es exigente, aunque no exista alegría más grande. Hay muchas formas de acercarse al ideal de familia cristiana (ver “La alegría del amor” 32-57). Pero todas tienen en común el respeto por el otro y el amor duradero, valores que las convierten en un tesoro a proteger.
Para que los sacerdotes que viven con fatiga y en la soledad el trabajo pastoral se sientan ayudados y confortados por la amistad con el Señor y con los hermanos.