SOLIDARIDAD
Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros vivan más y mejor.
Los que con su diario sacrificio abren huellas de humanidad nueva
en un mundo mellado por el egoísmo neoliberal del “dios-mercado”.
Felices los que caminan juntos,
en búsqueda comunitaria del Reino de Vida Nueva
y Fraternidad Realizada.
Los que se ayudan en las buenas y en las malas, los que aprenden
que más pueden dos juntos que uno solo.
Felices TODOS los que piensan primero
en el hermano y que encuentran su alegría
y el gozo y el sentido de la vida
en trabajar por los demás y por el Reino y por el Señor vivo en medio nuestro.
Olvidado, marginado, solo y abandonado
en los rostros de jóvenes, de indígenas, de ancianos,
de mujeres solas, de desempleados y de tantos otros.