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Al hacer memoria de estos 20 años de Adsis en Bolivia, es preciso recordar cómo se gestó nuestra llegada.

Fue en una visita de Monseñor Jesús Juárez a Madrid, que propuso al entonces moderador general de Adsis, la idoneidad de esta diócesis llena de jóvenes y pobres para sembrar el carisma Adsis, comunidad fraterna y solidaria al servicio de los jóvenes y los pobres.

Al cabo de unos meses se realizó una visita a esta diócesis y se recibió la encomienda del obispo de con- formar una comunidad Adsis en la zona de Senkata, la más nueva, joven y necesitada de El Alto.

 

Esta memoria está llena de gratitud, en primer lugar al Espíritu de Dios, que fue guiando a unos y otros por sus caminos. Como María de Nazaret sentimos en lo profundo las palabras del ángel Gabriel “alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Gracias a la primera comunidad Adsis que llegó a El Alto, formada por Mariano Montero, José Huidobro, Mari Luz Arruti y la familia Navarro Martín, con Claudio, Merche y sus hijos Lucía, Ana y Marcos. Y luego gracias a más hermanos y hermanas que han ido viniendo, entregando años de su vida.

Gracias también a tantos cooperantes que han ido colaborando con su presencia gratuita, especialmente en Utasa o en el Centro de Salud Jesús Obrero, y que han alegrado nuestras vidas compartiendo mesa y generosidad.

Gracias a quienes nos han acogido en esta iglesia alteña, de un modo más significativo sus obispos, primero Jesús Juárez, después Eugenio Scarpellini y actualmente Giovani Arana, sin cuyo apoyo y estímulo no sería posible la comunidad y presencia Adsis.

Gracias también a tantas personas de la parroquia Santa Clara de Asís, con quienes compartimos la fe y la evangelización. Gracias a las educadoras y voluntarios del Centro Utasa. Y a los monitores del Centro Juvenil que acompañan a tantos adolescentes.

Gracias a creyentes de tantas instituciones diocesanas, como Cáritas, CBR, Pastoral Juvenil Vocacional, CBCD, Fundase, etc. De cada una de estas personas e instituciones recibimos el estímulo a caminar juntos, haciendo una iglesia más comunitaria, corresponsable y participativa.

Gracias a los compañeros y compañeras de trabajo del Centro de Salud Jesús Obrero, de la PUNA y el CEPROLAI. Juntos aprendemos a cuidar la vida vulnerable y a anunciar la Buena Noticia del Reino de un modo actual.

¿Qué hemos aprendido en estos 20 años?

  1. Lo más determinante de la vida ocurre en el seno materno. Sin previa participación o elección, sin mérito alguno, hemos recibido un conjunto de dones y oportunidades con los que enfrentar la vida. Si hay motivos para sentirse afortunados, más motivos hay para poner en práctica las palabras de Jesús “den gratis lo que gratis recibieron”.

  2. La medida de la fe no está en las bellas palabras sino en una vida llena de confianza en Dios, en medio de las dificultades. Mucho nos han enseñado tantas personas humildes a nuestro alrededor.

  3. Dios es providente. Vela por el bien de sus hijos e hijas, más allá de los esfuerzos propios. Dios lo da a sus amigos mientras duermen.

  4. Para amar y servir no hace falta hablar de Dios.

Un deseo para el futuro: Que Adsis en El Alto no sea sólo una comunidad de misioneros españoles, sino cada vez más de jóvenes alteños y alteñas que encuentran en Adsis su vocación y misión. Es nuestro deseo y también nuestra alegría y nuestra esperanza, al ver que la semilla sembrada en buena tierra va brotando, floreciendo y dando fruto.

Autor: Alfonso López