A mediados de 2018, precisamente en el mes de Julio, comenzó esta iniciativa de Adsis. Este movimiento que nos incluía como jóvenes con encuentros periódicos, acompañados por Yamila y Antonio, fue formando un vínculo entre nosotros tres: Luz, Erika y Mariano. Asimismo, integraban el grupo Anahí y Malen, quienes aportaron mucho de sí para poder comenzar el grupo de la mejor manera.
Como todo principio, fue un reto consolidar un vínculo entre nosotros, en especial porque cada uno tenía sus proyectos académicos, laborales, familiares y de otros ámbitos que suponían una carga extra en la actividad diaria de cada uno. Los meses pasaban y poco a poco nos conocíamos mas, nos entendíamos mejor y crecía nuestra relación y confianza. Nuestros encuentros eran cada vez más enriquecedores, abarcábamos más dimensiones y veníamos en creces, tanto personales como grupales realizando actividades en conjunto que nos ayudaba en nuestro crecimiento personal y en conocernos mejor. Además, hubo un avance en nuestra participación y como nos desenvolvimos en los encuentros, supimos expresar y desarrollar en nosotros la dinámica, su objetivo y la Palabra. Esto último significó un gran pilar en nuestro crecimiento y desarrollo como grupo.
Vivimos experiencias únicas: hicimos trabajos voluntarios en un centro de acompañamiento para personas con capacidades diferentes, vivimos retiros, conocimos a más integrantes de la Comunidad de Adsis y nos sentimos cada vez mas involucrados en este movimiento.
Transitamos más de un año y medio como grupo creciendo personal y grupalmente. Nos supimos adaptar a distintos lugares de encuentro, acompañando al otro en sus experiencias y vivencias y fuimos consolidando este grupo.
Pero este año aún vigente, nos “desacomodó” como lo hizo en tantos otros ámbitos, y por supuesto que el grupo se vio afectado. El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio nos situó en una nueva normalidad: los encuentros por video-llamada, los trabajos individuales y la conexión por mensajes de Whatsapp fueron unos de los tantos modos que tuvimos para progresar este 2020.
Cada actividad supuso un mayor esfuerzo: garantizarnos la conectividad, encontrar nuestro espacio en nuestro hogar y luchar con lo que nos exigían otras actividades como la facultad o el Home Office. No fue sencillo programar los encuentros, tampoco lo fue desenvolvernos en las dinámicas propuestas, y a su vez, tuvimos que dejar de lado nuestras actividades avocadas al trabajo como voluntariado.
La no presencialidad nos limitó a interactuar más con el otro; sentimos como el vínculo que habíamos formado en conjunto iba perdiendo fuerza y tuvimos que recurrir a otras alternativas para mantener nuestra relación grupal vigente y que no solo exista mediante los encuentros programados. Una de estas soluciones que propusimos entre los tres fue crear un grupo de Whatsapp propio, donde nos sintamos mas conectados y contemos como íbamos transitando el día a día, y de esta manera, utilizábamos los mensajes como forma de reforzar nuestra relación.
Hoy en día, con otra perspectiva y con un año transitado con esta determinada modalidad, proyectamos en el tan ansiado encuentro presencial, de manera adecuada y respetando protocolos. Sería una maravillosa manera de cerrar el año, con el propósito de repensar como intervenir en el año próximo y cómo será nuestra participación.
A veces las cosas simplemente suceden, y eso incluye limitaciones y obstáculos, pero como grupo aprendimos a sobrepasar cada barrera y continuar firmes pese a las circunstancias.
Este año fue uno más en nuestro proceso, y nos ayudó a crecer personalmente y grupalmente. Valoramos cada intento por mejorar y avanzar, y es por eso que continuamos formando nuestro vínculo.