Loading...
Alt

Comenzamos aquí esta serie de testimonios que iremos publicando en días sucesivos, a iniciativa de la parroquia de Santa Marta:

 

Queridos amigos: 

Desde la parroquia de Santa Marta (Salamanca) hemos pedido a personas que viven en diversos países del mundo su testimonio sobre este tiempo de pandemia. Todos están vinculados a la historia de esta parroquia: por haberse criado en Santa Marta o Valdelagua, por ser hermanos Adsis o miembros de comunidades religiosas presentes en la parroquia, por el servicio que prestaron aquí por años… 

En la fiesta de Pentecostés celebramos al Espíritu de Dios, que sacó de su confinamiento a los primeros discípulos para hacerlos testigos de Jesús Resucitado “hasta los confines del mundo”. En este 31 de mayo de 2020 comenzamos a enviaros las cartas de estos hermanos nuestros -Testigos por el mundo-, que nos muestran cómo se ha vivido la pandemia en sus países y cómo Dios ha acompañado sus caminos. 

A todos nos hace bien ampliar la mirada y sentirnos parte de la misma historia de salvación. Disfrutad la lectura, escuchad lo que el Espíritu os dice hoy y rezad por ellos. Un abrazo fraterno de vuestro párroco, 

Mariano 

 

Hoy empezamos con Pedro Antón (hermano Adsis y que fue párroco de Santa Marta) desde Uruguay

 

 

 

Pedro Antón (Uruguay), Hermano Adsis,
fue párroco de Sta Marta

 

Queridos hermanos y hermanas:

Me alegra poder compartir con ustedes algunas de las vivencias de este tiempo. No es éste, el de la pandemia, un tiempo tan duro como en España. Gracias a Dios pudimos aprender con tiempo de las soluciones que se habían implementado en otros países.

Aquí llegaron los primeros casos a principios de marzo y el gobierno el día 13 empezó a tomar medidas (cierre de escuelas, colegios, universidades, receso de la construcción, cierre de shoppings, cierre de fronteras, de aeropuertos y transporte de viajeros por bus y barco, test…) Igualmente se

 

suspendieron por acuerdo de los obispos las misas con público, la catequesis y cualquier reunión.

A fecha de hoy, nos hemos mantenido en todo el país en una baja tasa de contagio (749 casos positivos, de los cuales se han recuperado 594, siguen activos 135 -de estos, 5 personas están en cuidados intensivos- y 20 han fallecido), para una población de poco más de 3.000.000. En ningún momento ha habido saturación de los servicios sanitarios.

Los niños de la zona rural hace dos semanas que ya volvieron aclase y recién volverá el resto de alumnos del país de Primaria ySecundaria (de manera escalonada: el 1, 15 y

29 de junio) y poco a poco se van retomando otras actividades. La población, en general, es responsable con las indicaciones:nuestra cuarentena ha sido voluntaria (salvo cierres de comercios, actividades deportivas y culturales…), a nadie se le ha obligado a quedarse en casa, sino que ha sido bajo su responsabilidad y con muchas indicaciones de cómo actuar en el trabajo, en la calle, en el comercio, en el transporte... Esperemos que esta situación sanitaria siga mejorando.

Lo que más nos afecta es la situación económica en la que han quedado muchas familias. Ha habido gran número de despidos en el comercio (cerrado, que recién empieza a abrirse), en la hostelería - Uruguay es un país turístico también- y sobre todo en el trabajo informal. Muchas familias trabajan de manera informal, cobran por servicio, no cotizan a la seguridad social, hacen trabajos precarios de jardinería, fletes, venden en ferias,… Todos estos se han quedado sin trabajo o lo han visto muy reducido.

Es ahí donde se ha dado una mayor respuesta de la Iglesia, al menos nosotros. Nuestra parroquia está en una zona humilde conmuchas familias en trabajo precario y desde

 

el comienzo (estamos acostumbrados a la ayuda de emergencia, sobre todo por inundaciones en asentamientos de nuestro pueblo). Ya existe una coordinación previa entre las instituciones y colectivosde la zona y, a través de ellos, la parroquia está haciendo llegar canastas de comida y limpieza a unas 150 familias cada mes.

Los hermanos de la comunidad Adsis, junto a otros voluntarios estamos haciendo este servicio. Nos proveemos de donacionesparticulares, que están siendo muy generosas y sobre todo mantenidas en el tiempo (llevamos más de 2 meses haciéndolo ininterrumpidamente). Esta generosidad y solidaridad mantenidas son de destacar. También, con las parroquias de la zona hemos ofrecido un servicio de acompañamiento psicológico, espiritual a las personas que lo necesiten por la cuarentena.

La cuarentena también nos ha afectado a la vida pastoral. En la catequesis de niños y adolescentes, tras un primer tiempo de parón, hemos retomado las reuniones por internet. Los más jóvenes siempre están más dispuestos a ello y además ya están recibiendo clases por internet desde sus escuelas y colegios, con lo cual estánacostumbrados. La iglesia está abierta en el horario habitual, pero sin misas. Nuestra parroquia no se ha visto afectada por muertes por el Covid 19.

Celebramos la fe el domingo de manera conjunta a través del grupo del WhatsApp de la parroquia. Un equipo nos encargamos de prepararla (por internet). Otras parroquias lo están haciendo por Facebook y por Zoom. En nuestro caso es una linda manera de sentirnos vinculados en Jesús y seguir compartiendo entretodos (los del equipo de música van cantando las canciones, otrosleen las lecturas, o las

 

peticiones y participan espontáneamente en la acción de gracias.

Seguimos manteniendo el espíritu participativo y cercano. Pero con ganas de encontrarnos presencialmente. Probablemente a lo largo del mes de junio podamos hacerlo. Nos estamos coordinando las parroquias del decanato para compartir las iniciativas que ponemos en marcha, para dialogar sobre cómo vemos el futuro inmediato, todo por Zoom. Igualmente, los curas de la Diócesis tenemos reuniones por internet con el obispo para dialogar sobre la situación.

Este tiempo nos deja muchos aprendizajes importantes: la presencia del Señor en cualquier situación, la capacidad de adaptarnos buscando medios nuevos, mantener el vínculo desde otros cauces, la solidaridad como servicio a los más vulnerables…

En medio de este nuevo contexto, intentamos dar una respuesta posible y adaptada, para seguir manteniendo la vida de fe, comunión y solidaridad.

Un fuerte abrazo para todos-as. Que el Espíritu reparta abundantemente sus dones en esta nueva situación.

Pedro